La EFSA ha revisado la evidencia científica sobre la seguridad del azúcar; concluye que no se puede establecer un nivel de consumo máximo tolerable y que este debería ser lo más bajo posible.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la agencia que asesora sobre riesgos alimentarios a la Unión Europea, ha completado su revisión sobre el nivel máximo de ingesta tolerable de azúcares en la dieta y su conclusión es clara: el consumo de azúcar debe ser lo más bajo posible.
DIFERENTES TIPOS DE AZÚCAR
Cuando hablamos de azúcar, no solo nos referimos a la cucharadita que añadimos al café de la mañana. Nuestra dieta contiene azúcares de diferentes orígenes y que pueden estar presentes de forma natural en los alimentos o añadirse. Hay 3 grandes categorías de azúcares:
- Azúcar añadido: son aquellos azúcares que se añaden durante el procesado o la preparación de alimentos y también los que se utilizan como azúcar de mesa.
- Libre: esta categoría incluye los azúcares añadidos y también aquellos presentes de forma natural en la miel y el almíbar, así como en los zumos de frutas y verduras y los concentrados de zumos.
- Azúcar naturalmente presente en las frutas, las hortalizas o la leche.
Los azúcares totales son todos los azúcares presentes en la dieta, es decir, los que están presentes de forma natural los alimentos y los azúcares libres y añadidos.
NO EXISTE UN NIVEL MÁXIMO TOLERABLE
La EFSA ha llevado a cabo su revisión tras la petición de 5 países europeos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia); de establecer un nivel diario de consumo de azúcar tolerable.
Tras analizar la evidencia científica disponible, sin embargo, los autores del informe aseguran que no es posible establecer un nivel máximo diario de ingesta de azúcares añadidos y libres en la dieta que evite la posibilidad de presentar efectos adversos para la salud.
Esto se debe a que el riesgo de efectos adversos para la salud aumenta en todo el rango de niveles de ingesta observados (dosis) de manera constante; es decir, cuanto mayor sea la ingesta, mayor será el riesgo de efectos adversos.
Además, tal y como señala Turck; “existen incertidumbres con respecto al riesgo de enfermedades crónicas en el caso de las personas cuyo consumo de azúcares añadidos y libres es inferior al 10 % de su aporte total de energía. Esto se debe a la escasez de estudios con dosis en este intervalo”.
RIESGOS DEL CONSUMO EXCESIVO DE AZÚCAR
El informe de la EFSA evalúa los posibles riesgos para la salud derivados de un consumo excesivo de azúcares alimentarios; para realizarlo se han evaluado más de 30 000 publicaciones científicas.
Antes que nada, hay que recalcar que los azúcares son una fuente de energía y que algunos tipos (como la glucosa); son necesarios para el correcto funcionamiento de órganos como el corazón y el cerebro.
No obstante, el consumo de azúcar se asocia también al desarrollo de enfermedades:
- Es de sobras conocido que el consumo de azúcares produce caries.
- Asimismo, el exceso de azúcares alimentarios se almacena en el organismo (por ejemplo, en forma de grasa para un uso posterior). Si estas reservas no se utilizan, pueden acumularse con el tiempo y causar problemas de salud; como obesidad, enfermedad hepática, hipertensión, enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2.
El informe de la EFSA señala que, de acuerdo con la evidencia científica, existe un vínculo entre el consumo de bebidas azucaradas, zumos y néctares y varias enfermedades metabólicas crónicas, como la obesidad, la esteatohepatitis no alcohólica y la diabetes de tipo 2.
También advierten sobre alimentos que no han podido evaluarse debido a los pocos datos disponibles actualmente; como dulces, los pasteles y postres, otras bebidas azucaradas como la leche azucarada, los batidos y los yogures.
- “Aunque no pudimos evaluar sus contribuciones exactas, las autoridades nacionales deberían tener en cuenta el impacto de otros contribuyentes importantes a la ingesta de azúcar a la hora de elaborar directrices alimentarias”, señala el profesor Turck.
Las conclusiones del informe de la EFSA ayudarán a las autoridades de salud pública de los diferentes países europeos a actualizar sus recomendaciones sobre el consumo de azúcar.
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