El cerebro encoge de forma paulatina con el tiempo, por eso perdemos capacidades cognitivas a edades avanzadas. Pero una dieta rica en grasas puede acelerar esa pérdida de volumen cerebral y aumentar el riesgo de demencia.
Con los años, el cerebro encoge literalmente, pierde volumen. Por eso en edades avanzadas es normal que las capacidades cognitivas no estén al 100%, como tampoco lo está el corazón o los huesos. Forma parte del proceso natural de envejecimiento, pero los malos hábitos y la predisposición genética pueden acelerar ese proceso, aumentando el riesgo de demencia, incluido el alzhéimer.
Reducir el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas y trans podría ser una buena forma de mantener el cerebro en forma. Una investigación revela que las dietas con muchas grasas no solo engordan, también pueden acelerar el encogimiento del cerebro.
OBESIDAD Y DETERIORO COGNITIVO DEL CEREBRO
En un estudio internacional dirigido por la Universidad de Australia del Sur, un equipo de neurocientíficos ha demostrado que existe un vínculo directo entre las dietas ricas en grasas, el deterioro de las capacidades cognitivas, la ansiedad, la depresión y el empeoramiento del alzhéimer.
Para demostrarlo, alimentaron a un grupo de ratones con una dieta estándar y a otro con una dieta alta en grasas durante 30 semanas. La ingesta de alimentos, el peso corporal y los niveles de glucosa fueron monitoreados en diferentes intervalos del estudio. Junto con pruebas de tolerancia a la glucosa e insulina y pruebas para medir las capacidades cognitivas.
- Los ratones con la dieta alta en grasas aumentaron mucho de peso, desarrollaron resistencia a la insulina y comenzaron a comportarse de manera anormal en comparación con los alimentados con una dieta estándar.
- Los ratones genéticamente modificados con enfermedad de Alzheimer mostraron un deterioro significativo de la cognición y cambios patológicos en el cerebro mientras se alimentaban con una dieta alta en grasas. Por tanto, se demostró que este tipo de dieta empeora el alzhéimer. Una enfermedad en la que está demostrado que los buenos hábitos contribuyen a frenar su avance.
Además, era un pez que se mordía la cola porque los ratones con una función cognitiva deteriorada también tenían más probabilidades de aumentar de peso, ya que los cambios producidos en el cerebro restaban eficacia al metabolismo.
Este estudio viene a confirmar que la obesidad crónica y la diabetes, causadas por una dieta rica en grasas, aumentan el riesgo de deterioro cognitivo.
La obesidad y la diabetes dañan el sistema nervioso central, lo que aumenta los trastornos mentales como la ansiedad y la depresión y acelera el deterioro cognitivo. Las personas obesas tienen un 55% más de riesgo de desarrollar depresión, y la diabetes duplicará ese riesgo.
CÓMO ENCOGE EL CEREBRO CON LA EDAD
La acumulación de proteína amiloide y tau y el encogimiento del cerebro son signos de alzhéimer. Pero incluso en personas que no tienen ninguna enfermedad neurodegenerativa, el volumen cerebral disminuye a lo largo de la vida.
El tamaño del cerebro empieza a menguar a los 25 años de forma muy lenta y se acelera a los 50. De promedio, el volumen cerebral se reduce un 1% el cada año.
No se trata de una pérdida de neuronas, sino de cambios en las estructuras y conexiones de estas células que afectan sobre todo al hipocampo y al lóbulo frontal. Las zonas del cerebro responsables de la memoria más inmediata, lo que repercute en la capacidad de razonar, la rapidez mental o los recuerdos inmediatos. Por eso a las personas mayores les cuesta recordar algo que acaban de oír.
sin embargo, recuerdan vivencias de la juventud con todo lujo de detalles. A la edad de 80 años, el cerebro humano puede haber perdido un 15% de su peso original.
QUÉ PROVOCA DISMINUCIÓN DEL TAMAÑO DEL CEREBRO
Se ha demostrado que fumar, la hipertensión, la diabetes y la obesidad aceleran el encogimiento del cerebro y provocan un envejecimiento prematuro de este órgano. Y no hay que olvidar que una dieta rica en grasas favorece tanto la obesidad como la diabetes.
Estudios hechos en grandes grupos de población han comprobado, mediante resonancias magnética del cerebro, qué personas con los anteriores factores de riesgo tienen un volumen cerebral menor que el de otras sanas de la misma edad.
Sin embargo, los buenos hábitos como el ejercicio y una alimentación saludable pueden ralentizar el envejecimiento cerebral e incluso hacer que su volumen aumente.
