En un comunicado reciente, las autoridades del IMSS se pronunciaron a favor del pozole. Sí, el pozole sí es saludable, afirma la información del Instituto Mexicano del Seguro Social pues es una preparación completa; es decir: un plato de pozole incluye todos los nutrientes necesarios para darle energía al organismo a la hora de la comida.
En México se consumen tres diferentes tipos de pozole: el blanco, el rojo y el verde y, por lo general, se acostumbra a prepararse con carne de cerdo, pollo o mariscos. Algunos puntos que destaca el IMSS es la porción que debes comer de pozole: únicamente 1 taza y media (entre 90 y 100 gramos, aproximadamente). Otros aspectos a tomar en cuenta para cuidar la dieta: puedes sustituir las tostadas fritas por aquellas que son horneadas o, bien, optar por el jocoque en lugar de la crema.
Para no pasarse de calorías debes optar por la carne magra para tu pozole y también evitar acompañarlo de otros platillos fritos como tostadas o flautas.
Durante mucho tiempo se tuvo la idea de que el pozole es un plato con muchas calorías pero, si se come en moderación, un plato de pozole proporciona proteínas, carbohidratos (el maíz) y porciones de verdes (lechuga, rábano, cebolla), y aporta alrededor de 240 calorías.
Pozole de puerco o pollo: ¿Cuál es más saludable?
¿De qué te vas a echar tu pozole? Aunque se dice que este antojito patrio es más saludable de pollo, el de cerdo también puede ser saludable, según la pieza que elijas.
La carne es una decisión clave, ya que algunas partes del cerdo tienen más o menos grasa, además, algunas son carne blanca, al igual que el pollo, y otras son carne roja:
- Carne roja: proviene de los músculos de mamíferos como el cerdo, tiene alta cantidad de mioglobina, suele ser de ejemplares adultos, es, por ejemplo, el solomillo. Es probablemente cancerígena, tiene más grasas saturadas y colesterol, se sugiere un consumo poco frecuente.
- Carne blanca: de aves de corral como pollo, pavo o pato; o bien, de conejo. En el puerco, es la que tiene baja cantidad de grasa, de un ejemplar joven o lechón, por ejemplo, el lomo y las manitas de un cerdo adulto. Tiene menos contenido en grasa saturada y colesterol, se recomienda consumo moderado.