Ronquidos, dificultad para tragar y tos seca pueden ser síntomas de una infección de esófago. Sí, además, presentamos dolor de garganta y estómago, debemos acudir al médico.
En ocasiones, tener el esófago inflamado no se debe únicamente a un reflujo gástrico. Según los expertos, al tener las defensas bajas y un sistema inmunológico débil, es común sufrir ligeras infecciones en esta zona de nuestro sistema digestivo. Te explicamos todas las causas y cómo remediarlo.
¿Cómo saber si tengo una inflamación en el esófago?
Una inflamación en el esófago puede deberse a dos causas: a una esofagitis normal o a una esofagitis infecciosa. Será nuestro médico quien determine de cuál de las dos se trata mediante un análisis para averiguar si se debe a un virus, una bacteria o un simple trastorno por reflujo gástrico. Por lo general, suelen cursar con casi los mismos síntomas. Veámoslo.
1. Dificultad para tragar
Cuando existe inflamación o infección en el esófago, el dolor irradia hasta la garganta. Hemos de recordar que el esófago es la zona que se encuentra entre el estómago y la garganta, es decir, es la parte más alta de nuestro sistema digestivo y es habitual que el dolor llegue hasta la garganta, inflamándola e impidiendo que podamos tragar con normalidad.
2. Llagas en la boca
Las llagas o aftas surgen porque existe infección en alguna parte de nuestro cuerpo. Habitualmente sufrimos más infecciones cuando estamos bajos de defensas, cuando nuestro sistema inmunitario no está bien protegido y los glóbulos blancos no cumplen su función. Así, es normal que aftas o herpes labiales aparezcan como primer síntoma.
3. Tos
La sequedad y la inflamación del esófago derivan en cuadros de tos seca muy característica. Esto sucede puesto que la zona debe estar hidratada, pero al estar inflamada no se consigue su hidratación.
4. Ardor de estómago
Una inflamación en el esófago puede deberse a varias causas, tanto al reflujo gástrico, como a un virus como el herpes o citomegalovirus, un hongo, o una enfermedad más seria que determinará nuestro médico. Es por ello que uno de los síntomas más comunes de la inflamación del esófago sea una sensación de quemazón estomacal, un dolor que asciende hasta la garganta, pero que también se concentra en el estómago.
5. Décimas de fiebre
Basta con tener dos décimas de fiebre para que entendamos que algo puede estar occuriendo en nuestro cuerpo. Una temperatura alta es síntoma de que existe una infección, y debemos acudir al médico. La fiebre es un indicador de que algo ocurre, no lo pases por alto.
Remedios para la infección de esófago
Será nuestro médico quien establezca el tratamiento a seguir, generalmente, una serie de antibióticos de ocho a diez días. Lo esencial es conocer la causa que ha originado la infección: ¿Un virus? ¿Bajas defensas? ¿Necesitamos cuidar un poco más nuestro sistema inmunológico? Serán las pruebas médicas las que determinen el origen de la infección.
Pero, mientras tanto, ¿qué podemos hacer nosotros en casa?
- Infusión de aloe vera o sábila: es un gran aliado en infecciones e inflamaciones. Se trata de una planta con propiedades anti-baterianas, de ahí que recomendemos que te hagas un litro de agua con aloe vera cada día, durante 6 días. ¿Y cómo? Muy fácil, coge dos cucharadas del jugo del interior del Aloe Vera, colócalo o en una taza de agua hirviendo y remueve hasta que se mezcle por completo. Luego añade tres vasos más de agua. Tómala a lo largo del día, siempre tibia, para que el estómago y el esófago no se resientan.
- Infusión de jengibre: otra infusión que te puede ayudar contra las inflamaciones. Pueden consumirse dos tazas al día. Basta con una cucharada de raíces ralladas en cada infusión. Y recuerda, no tomes estas infusiones muy calientes, mejor a temperatura ambiente.