El trastorno bipolar se trata de un fallo del mecanismo cerebral que regula el ánimo y es algo muy serio. Pero con ayuda profesional es perfectamente controlable y permite llevar una vida normal. El término «bipolar» se utiliza con mucha frecuencia para designar a una persona con cambios de humor. Un uso banal de esta palabra que no refleja para nada a quien lo sufre.
¿Qué es un trastorno bipolar?
El trastorno bipolar es trastorno del estado del ánimo, es una enfermedad crónica y recurrente que se manifiesta principalmente por episodios alternantes de sintomatología depresiva (episodios depresivos) y periodos de exaltación del humor e incremento de la vitalidad (episodios maníacos o hipomaníacos).
El trastorno bipolar comienza a manifestarse típicamenet en la adolescencia, 3ª o 4ª década de la vida.
El primer episodio puede ser maníaco, depresivo o mixto lo que conllevará que este trastorno debute con una determinada sintomatología.
En general, los episodios maníacos predominan en la juventud e inicio de edad adulta y los episodios depresivos predominan en edades más avanzadas, aunque se han descrito primeros casos de manía por encima de los 65 años.
Síntomas
Existen distintos tipos de trastorno bipolar y de trastornos relacionados. Estos pueden consistir en manía o hipomanía y depresión. Los síntomas pueden causar cambios impredecibles en el estado de ánimo y el comportamiento, lo cual da como resultado un gran sufrimiento e importantes dificultades en la vida.
- Trastorno bipolar I. Has sufrido al menos un episodio maníaco que puede estar precedido o seguido de un episodio hipomaníaco o un episodio depresivo mayor. En algunos casos, la manía puede provocar una desconexión de la realidad (psicosis).
- Trastorno bipolar II. Has sufrido, al menos, un episodio depresivo mayor y, como mínimo, un episodio hipomaníaco, pero nunca tuviste un episodio maníaco.
- Trastorno ciclotímico. Has tenido durante al menos dos años —o un año en el caso de niños y adolescentes— muchos períodos con síntomas de hipomanía y períodos con síntomas depresivos (aunque menos graves que la depresión mayor).
- Otros tipos. Estos comprenden, por ejemplo, el trastorno bipolar y los trastornos relacionados inducidos por ciertos medicamentos o bebidas alcohólicas, o debidos a una enfermedad, como la enfermedad de Cushing, la esclerosis múltiple o un accidente cerebrovascular.
El trastorno bipolar II no es una forma más leve de trastorno bipolar I, sino un diagnóstico diferente. Mientras que los episodios maníacos del trastorno bipolar I pueden ser graves y peligrosos, las personas que tienen trastorno bipolar II pueden estar deprimidas durante períodos más largos, lo cual puede causar un deterioro importante.
Si bien el trastorno bipolar puede aparecer a cualquier edad, generalmente se diagnostica en la adolescencia o poco después de los 20 años. Los síntomas pueden variar de una persona a otra y pueden cambiar con el paso del tiempo.
¿Cuáles son las causas del trastorno bipolar?
En la causa del trastorno bipolar predomina el componente biológico y un modelo muy aceptado explica la enfermedad como resultado de la combinación de un componente genética con determinadas situaciones vitales adversas que actúan como desencadenantes.
Los efectos probablemente pequeños, aditivos e interactivos de muchos genes confieren una mayor vulnerabilidad personal que posibilita que determinadas situaciones como el estrés, los periodos de falta de horas de sueño o el consumo de drogas o sustancias estimulantes ocasionen un desequilibrio de sistemas neuroquímicos (serotonina, noradrenalina, dopamina, etc.) y probablemente hormonal que a su vez provocan los síntomas psíquicos y físicos de la enfermedad.
Manía e hipomanía
La manía y la hipomanía son dos tipos diferentes de episodios, pero tienen los mismos síntomas. La manía es más grave que la hipomanía y causa problemas más notorios en el trabajo, la escuela y las actividades sociales, así como dificultades en las relaciones. Además, la manía puede provocar una desconexión de la realidad (psicosis) y requerir hospitalización.
Tanto los episodios maníacos como los hipomaníacos comprenden tres o más de los siguientes síntomas:
- Episodios anormales de optimismo, nerviosismo o tensión
- Aumento de actividad, energía o agitación
- Sensación exagerada de bienestar y confianza en sí mismo (euforia)
- Menor necesidad de dormir
- Locuacidad inusual
- Frenesí de ideas
- Distracción
- Tomar malas decisiones, como hacer compras compulsivas, tener prácticas sexuales riesgosas o hacer inversiones absurdas
Episodio depresivo mayor
Un episodio depresivo mayor consiste en síntomas que son lo suficientemente graves para causar dificultades evidentes en las actividades cotidianas, como el trabajo, la escuela, las actividades sociales o las relaciones. Un episodio comprende cinco o más de los siguientes síntomas:
- Estado anímico depresivo, como sentirse triste, vacío, desesperanzado o tener ganas de llorar (en niños y adolescentes, el estado anímico depresivo puede manifestarse como irritabilidad)
- Marcada pérdida del interés o de la capacidad para sentir placer en todas —o en casi todas— las actividades
- Adelgazamiento importante sin hacer dieta, aumento de peso, o disminución o aumento del apetito (en niños, la imposibilidad para aumentar de peso según lo esperado puede ser un signo de depresión)
- Insomnio o dormir demasiado
- Agitación o comportamiento más lento
- Fatiga o pérdida de la energía
- Sentimientos de inutilidad, o culpa excesiva o inadecuada
- Disminución de la capacidad para pensar o para concentrarse, o indecisión
- Pensar en el suicidio, planificarlo o intentarlo
¿Cómo se trata el trastorno bipolar?
Aunque en la actualidad el trastorno bipolar no tiene cura, existen tratamientos específicos cuyo objetivo es controlar la enfermedad en su aspecto de recurrencia, intentando mejorar y prevenir los episodios maníacos y depresivos y mejorar también la cronicidad, intentando que la evolución a largo plazo sea lo mejor posible.
El tratamiento se basará en el uso de fármacos, psicoeducación y psicoterapia en la que se ayuda al paciente a conocer aspectos de la forma de trastorno bipolar que presenta y cómo le afecta a cada persona en concreto.
Unas medidas de estilo de vida saludable (regularidad en el horario, cuidar las horas de sueño, evitar el consumo de drogas, realizar ejercicio físico, etc.) ayudan a prevenir y controlar la sintomatología.