Querer responder a múltiples retos y tenerlo todo bajo control suele generar algunos tipos de ansiedad. Tal vez haya que plantearse cambios vitales o abordar cuestiones que se prefieren evitar.
Hablar hoy de ansiedad es hacerlo de una dificultad extendida: ¿quién no conoce a alguien atrapado en las garras del miedo y la preocupación? Paradójicamente, es una gran desconocida que puede conducir al colapso emocional.
El problema de la ansiedad es que, a ciertos niveles, no responde a un enfoque razonable. Parece que no existe ningún modo de dominarla y ni consejos ni ayudas nos tranquilizan. Este es el padecimiento más común al que nos conduce la mente en todo el mundo, mientras la industria farmacéutica se frota las manos suministrando medicamentos que no siempre se muestran eficaces para resolverlo.
Existen muchos tipos de miedos que causan ansiedad, desde miedos simples y de causa muy justificada, como el miedo a las serpientes o a los insectos, a otros miedos más elaborados, como el miedo al qué dirán, a los hombres, a quedar atrapado, a morir o perder la cordura, a enfermar… La lista es interminable.
Cuando se trata de temer, el potencial creativo de la imaginación no tiene fin. Además, cualquiera de estas aprensiones tiene un atisbo de posibilidad que, sin duda, justifica al temeroso.
3 tipos de ansiedad y cómo superarla
1. ANSIEDAD LLEVADERA
En un primer nivel, que podríamos llamar de ansiedad baja o moderada, somos capaces de manejar las preocupaciones y temores de una manera llevadera. Podemos conversar con personas que pueden ofrecernos sus experiencias y consejos, y sobrellevamos la preocupación con bastante eficacia.
Realizar meditación, yoga o cualquier actividad física de poca intensidad es de gran ayuda en este caso. El hecho de enfrentarse a este tipo de dificultades de la vida y hacerlo de manera exitosa genera una sensación de logro y aprendizaje que refuerza la autoestima: nos sentimos crecer y configuramos nuestra confianza para el futuro.
2. ANSIEDAD ELEVADA
En un segundo nivel, en la ansiedad elevada, el estrés y las aprensiones personales llevan a sentir las manifestaciones fisiológicas de la ansiedad. Se reconocen en síntomas como palpitaciones, taquicardias, sensaciones desagradables en el estómago, temblores, inestabilidad, mareos o parestesias, entre otros. El pensamiento puede hacerse torrencial y aparecen los pensamientos negativos.
Conviene tomar entonces algunas decisiones saludables, y quizá un ejercicio intenso resulte más efectivo que propuestas más tranquilas que funcionan con la ansiedad baja. Es el momento de plantearse algunos cambios.
3. ANSIEDAD INSOPORTABLE
En el tercer nivel, el de la ansiedad insoportable, parece que todo escapa a nuestro control. En este lugar, la ansiedad se desboca y se vuelve paradójica: todo aquello que debería ayudar parece empeorar el problema. La ansiedad se convierte en una pesadilla que parece no tener fin. Los intentos de mantener el control llevan a perderlo y, cuanto más se busca la relajación, más crece la angustia.
El pensamiento positivo, en vez de ayudar, lleva a sentirse impotente al ver que nuestros peores miedos son más poderosos que nuestros vanos intentos de visualizar que todo irá bien. Cuando la angustia es tan acusada se hace preciso contactar con algún buen profesional, puesto que el entorno, a pesar de sus muestras de afecto, lo que hace es agravar la irritación.
ESTRATEGIAS QUE TE SERÁN ÚTILES
Cuando no se sabe qué hacer es útil tener algunas ideas para abordar la ansiedad, pues su presencia quizá indique que ha llegado el momento de tomar decisiones importantes.
- Realizar unaactividad física poderosa se ha demostrado más eficaz que los fármacos para manejar el estrés.
- Practicar disciplinas comoel yoga o la meditación pueden ser excepcionales recursos para equilibrarse.
- Llevar undiario personal resulta muy útil para reconocer las cosas que preocupan y darse un tiempo para reaccionar.
- No estar hablando de la ansiedad todo el tiempo porque, al contrario de lo que se cree, hacerlo es una manera de agravarla.
- Realizar actividades a pesar de estar ansioso. Anunciar a nuestro entorno que no estamos muy finos, sin dar demasiados detalles, es un buen recurso para enfrentar situaciones temidas.
- Contar con asesoramiento para seguir una dieta saludable y libre de sustancias excitantes que permita fluir con las tensiones diarias.