La grasa corporal, cómo mantenerla a raya y cómo combatirla una vez que ha hecho su aparición son temas recurrentes que abordamos en este blog. Sin embargo, existen varios tipos de grasa en el cuerpo que cumplen distintas funciones y tienden a acumularse en zonas y formas diferentes. Conocer más a fondo estas tipologías y sus características particulares nos ayudará a entender mejor cómo funciona nuestro cuerpo y cómo debemos actuar para mantenerlo saludable. Así que, vamos a ello.
¿Qué entendemos como grasa corporal?
La forma habitual en la que nos referimos a la grasa es pensando en cómo acabar con ella, pero debemos hacer una precisión importante: la grasa corporal es un componente fundamental del organismo, completamente necesaria para su correcto funcionamiento. Entre las funciones que cumple la grasa presente en el cuerpo, podemos destacar las siguientes:
- Protege los órganos vitales.
- Cubre y amortigua las articulaciones.
- Contribuye a mantener y regular la temperatura corporal.
- Almacena vitaminas y otros nutrientes esenciales.
- Es una fuente de reservas de energía para el organismo.
Queda claro que el tejido adiposo es esencial para el cuerpo y varias de las funciones vitales. ¿Dónde está el problema, entonces? ¿Cuál es la grasa que debe ser combatida? Pues, como en muchos otros aspectos de la vida, en su exceso. Una acumulación de grasa superior a la necesaria puede resultar perjudicial para la salud de diferentes formas. Para entender mejor esto, vamos a ahondar en los tipos de grasa según su localización y la función que cumplen.
Tipos de grasa corporal según su localización
No toda la grasa del cuerpo es igual. Veamos cómo se distribuye y los beneficios y riesgos asociadas a cada una.
Grasa dura o grasa visceral
Es la que se encuentra en la zona del abdomen, ubicada entre los órganos. Es más resistente, de ahí que se le llame “grasa dura”, ya que su función principal es amortiguar y proteger a los órganos vitales. Pero, al mismo tiempo, su acumulación excesiva es también la más peligrosa, ya que resulta mucho más difícil de eliminar y guarda una relación directa con problemas graves de salud como el riesgo cardiovascular o la diabetes tipo II. Asimismo, este acopio innecesario de grasa visceral es más común en los hombres.
Grasa blanda, grasa subcutánea o grasa periférica
Es la que está situada bajo la piel, abarcando un área mucho más extensa y superficial. Cuando sobrepasa los niveles óptimos, resulta más sencilla de eliminar y menos peligrosa, ya que no se encuentra cerca de los órganos vitales. Al contrario que en el caso anterior, su acumulación es más típica en las mujeres, especialmente en la zona de la cadera, los muslos y los glúteos.
Grasa intermuscular
Proporcionalmente, es el tipo de grasa con menor presencia. Se localiza entre las fibras musculares para protegerlas y tiende a incrementarse con la edad, tanto en hombres como mujeres.
Tipos de grasa según su función en nuestro organismo
Además de por las zonas del cuerpo donde se concentra, también podemos distinguir las variantes de grasa corporal según la función concreta que desempeñan. En este sentido, nos encontramos con:
Grasa parda
Situada en la zona interescapular, es un tipo de grasa especial que es metabólicamente activa. Es decir, que cuando hace frío comienza a producir energía (calor) para aumentar la temperatura corporal y, así, protegernos del frío. En la infancia, el porcentaje de grasa parda es mayor y va disminuyendo con los años.
Grasa blanca
El tipo de grasa más común. Presente durante toda nuestra vida, tanto en hombres como mujeres, su porcentaje tiende a incrementarse con el tiempo si no se siguen unos hábitos saludables. Su función primordial es actuar como reserva de energía en caso de necesidad. Cuando la grasa parda (también llamada grasa marrón) se activa para generar calor, recurre a la grasa blanca como combustible.
Grasa beige
Descubierto en los últimos años, se trata de un tipo de grasa parda situada dentro de los cúmulos de grasa blanca que también presenta sus características termodinámicas.
¿Cómo eliminar los diferentes tipos de grasa? Los tópicos nunca mueren: dieta equilibrada y ejercicio físico
No suena muy original, pero es la realidad. El exceso de grasa blanca (recuerda, la que funciona como reserva de energía metabólicamente inactiva) se produce cuando el cuerpo consume más calorías de las que quema y, por tanto, almacena el sobrante en forma de tejido adiposo. Una alimentación incorrecta o una dieta poco saludable e hipercalórica, unida a la falta de ejercicio, son los sospechosos habituales de este superávit energético. Por tanto, la conclusión lógica es que, para combatirlo, la receta principal debe ser la combinación de una dieta saludable y ejercicio regular (al menos 2-3 horas de actividad física semanal).
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