Uñas y piel frágiles, falta de claridad mental y cansancio son síntomas que pueden tener la misma causa: una deficiencia de selenio, un mineral de propiedades clave.
Del selenio no se suele hablar cuando se ofrecen consejos generales de nutrición. Sin embargo, se trata de un mineral esencial, es decir, que es necesario obtenerlo de los alimentos, con propiedades antioxidantes, y los estudios indican que la mitad la población no lo consigue en dosis suficiente.
Cumple funciones diversas e importantes en el organismo, por lo que los síntomas que indican un déficit también son variados. Pero existe evidencia científica, como se recoge en este estudio publicado en The Lancet sobre el selenio y su relación con la salud, de que la suplementación con selenio, si bien puede resultar beneficiosa cuando se tiene una deficiencia, puede resultar contraproducente si se tienen niveles normales.
SÍNTOMAS DE UNA DEFICIENCIA DE SELENIO
La consecuencia de seguir una dieta incorrecta y la pobreza de los suelos es que la deficiencia es común, especialmente entre los vegetarianos, las mujeres y quienes no comen trigo para evitar el gluten, según los estudios realizados en varios países europeos.
- Alteraciones de la tiroides. La glándula tiroides necesita selenio para producir la hormona T3 y cumplir con su misión en los procesos metabólicos. El selenio también es necesario para que la tiroides neutralice el agua oxigenada que produce y que, en exceso, daña los propios tejidos de la glándula. Según un estudio de la universidad de Coimbra, publicado en International Journal of Endocrinology, mantener unos niveles adecuados de selenio es condición imprescindible para prevenir problemas de tiroides y las personas con tiroiditis autoninmune pueden beneficiarse de la suplementación con selenio orgánico.
- Confusión mental. El selenio también es necesario para sintetizar las llamadas selenoproteínas, enzimas que participan en una amplia de funciones fisiológicas, entre ellas la función cerebral. Estas selenoproteínas son necesarias para la comunicación entre neuronas. Por eso las personas con deficiencia de selenio se quejan de mala memoria, problemas de concentración y falta de claridad mental.
- Bajo estado de ánimo. Sin duda algunas cosas que nos suceden en la vida justifican que atravesemos una etapa de desánimo, pero este también puede ser favorecido por distintas deficiencias nutricionales. Una de ellas es la de selenio. Una revisión de estudios publicados en la revista Nutritional Neuroscience descubrió que las personas con bajos niveles de selenio también se quejaban de un estado de ánimo bajo y ansiedad, síntomas que desaparecían al tomar suplementación.
- Cansancio y debilidad muscular. El selenio participa en la producción de energía celular y reduce el estrés oxidativo, lo que significa que la sangre con suficiente oxígeno puede llegar a todos los rincones del cuerpo. Sin embargo, con una deficiencia de selenio se produce un exceso de oxidación y se reduce la cantidad de oxígeno que circula con la sangre, lo que provoca cansancio y sensación de debilidad muscular.
- Pérdida de cabello. El selenio regenera y alarga la vida en el cuerpo de otros antioxidantes, como la vitamina C. Los antioxidantes protegen todos los tejidos corporales, entre ellos el cuero cabelludo. Una pérdida de cabello puede significar un déficit de antioxidantes relacionado a su vez con una carencia de selenio. Una pérdida de cabello que se produce con relativa rapidez y se distribuye de manera uniforme puede ser un signo de deficiencia de selenio.
- Piel y uñas frágiles. El mismo proceso antioxidante es necesariopara mantener la piel y las uñas en buen estado. Por eso, también unas uñas y piel frágiles pueden denotar una absorción insuficiente del mineral. Una piel pálida o un blanco intenso de las medias lunas de las uñas pueden ser signos de carencia crónica de selenio.
- Resfriados e infecciones frecuentes. También es necesario para que el sistema inmunitario sea eficaz en la lucha contra bacterias y virus patógenos como los que causan los resfriados y otras enfermedades infecciosas. Sufrir más de 3 o 4 resfriados durante el otoño y el invierno puede sugerir una deficiencia, sobre todo si van acompañados de otros síntomas.
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