El cáncer de tiroides es un tipo de cáncer que afecta la glándula tiroides. Con frecuencia, se detecta debido a la aparición de una masa indolora y palpable en la cara anterior del cuello.
El principal síntoma del cáncer de tiroides es un bulto en el cuello. Ante cualquier irregularidad, es importante acudir al especialista, aunque en muchos casos la presencia de este síntoma no implica la existencia de una enfermedad tumoral.
¿Qué es el cáncer de tiroides?
El cáncer es el crecimiento anormal y acelerado de células de un órgano. Cuando este crecimiento ocurre dentro de la tiroides, hablamos de cáncer de tiroides. La glándula tiroides se encarga de segregar hormonas que intervienen en procesos importantes como el metabolismo, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal y la presión arterial.
Para el 2018, según estadísticas del Observatorio Mundial de Cáncer, esta forma de cáncer representaba el 3.2 % de todos los nuevos casos de cáncer diagnosticados. Además, se estima que fue el responsable de más de 41 000 muertes a nivel mundial en el mismo año.
La enfermedad se asocia a masas, conocidas como nódulos, sobre la glándula a nivel del cuello. Su malignidad se presenta sobre todo en pacientes mayores de 60 años y menores de 30 años de edad. Según estimaciones de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, para el año 2020 se diagnosticarán, solo en Estados Unidos, unos 52 890 nuevos casos.
Síntomas
La mayoría de cánceres de tiroides no suelen producir ningún síntoma. En ocasiones, el principal síntoma que se nota es un bulto de consistencia dura en la glándula, es decir, en la parte anterior del cuello.
- Ganglios cervicales: Dolor en el cuello, la mandíbula o el oído.
- Si el cáncer es lo suficientemente grande, puede causar dificultad al tragar, cosquilleo en la garganta o dificultad para respirar si está presionando la tráquea.
- Si el cáncer irrita un nervio que va hacia la laringe, puede producir ronquera.
Estos síntomas se deben a la presión que ejerce la masa sobre las vías aéreas y el esófago a nivel del cuello. Sin embargo, en las etapas iniciales pueden no percibirse. En cualquier caso, es primordial consultar al médico tan pronto como se experimente alguna anormalidad.
Tipos de cáncer de tiroides
- Cáncer papilar. Es el más frecuente, representa entre el 70% al 80% de todos estos cánceres, aunque también es el de mejor pronóstico. Diagnosticado de forma precoz y mediante un tratamiento adecuado, se logran curaciones completas en más del 90-95% de los casos, a pesar de su tendencia a extenderse a los ganglios del cuello.
- Cáncer folicular. Supone entre el 10% al 15% de los cánceres de tiroides. También cuenta con un buen pronóstico, alcanzándose curaciones completas en un 70-80% de los casos, aunque tiene una mayor tendencia a producir metástasis en pulmón y huesos.
- Cáncer medular. Es un cáncer raro que tiene su origen en las células parafoliculares. Puede formar parte de una Neoplasia endocrina múltiple tipo 2 o desarrollarse de forma espontánea. Tiene un pronóstico más complejo que los anteriores.
- Cáncer anaplásico o indiferenciado. Su incidencia es excepcional y, desgraciadamente, su pronóstico es desfavorable. Generalmente, afecta a personas mayores y puede aparecer por la evolución de cánceres papilares y foliculares.
- Linfoma de tiroides: Es una neoplasia rara. Se origina en las células del sistema inmune del tiroides y crece muy rápido.
¿Cómo se trata este cáncer?
En la mayoría de los casos, el cáncer de tiroides se cura, siendo la cirugía su tratamiento principal. Para ello, es necesario que el equipo de cirujanos posea una amplia experiencia. Una cirugía que se adapta al tipo de tumor.
Si la citología es compatible con un carcinoma papilar se recomienda el tratamiento quirúrgico cuya extensión dependerá de la afectación en cada caso y valorada en los estudios diagnósticos. El periodo postoperatorio suele ser de 48 horas.
En casos en los que el estudio citológico sea indeterminado, se realiza una hemitiroidectomia, extirpando la parte del tiroides en la que está alojado el nódulo. Si el resultado postquirúrgico analizado en Anatomía Patológica indica que se trata de un carcinoma (lo que sucede en el 20-70% de los casos), se suele recomendar reintervenir para completar la tiroidectomía.