Los factores que están detrás de la pérdida de deseo sexual van desde los puramente físicos o biológicos a los netamente psicológicos. Determinar el origen del problema es posible y constituye la llave maestra para encontrar la solución.
El deseo sexual se produce cuando el cerebro percibe un determinado estímulo como sexual, una circunstancia que cambia a lo largo de la vida.
Esos cambios (en el deseo sexual) a veces ocurren en el comienzo o el final de las relaciones; con cambios en la vida y con patologías físicas o psíquicas. Por tanto; los factores que afectan a las ganas de tener relaciones sexuales varían desde lo puramente físico o biológico hasta los elementos de tipo psicológico.
Existen dos tipos de deseo: “Estaría el primer tipo, que es equivalente a esas ganas que aparecen de forma espontánea, sobre todo al inicio de una relación, y las cuales nos llevan a buscar al amante o pareja en busca de contacto. Con el tiempo, y especialmente en el caso de las mujeres, este deseo varía a un segundo tipo en el cual esas ganas no aparecen siempre inicialmente, sino que es a través del contacto con la pareja, buscado, cuando ese deseo comienza a emerger, incluso a veces después de la excitación.
A veces el deseo sexual cambia por distintas circunstancias o por la etapa de la vida en la que nos encontramos; lo que no significa que haya desaparecido, puede que solo esté escondido y es necesario buscarlo de forma activa. “A veces olvidamos que al igual que la parte afectiva de la relación, la parte sexual también conlleva trabajo. Por eso muchas parejas se agobian cuando dicen que ya no tienen las ganas de antes, en vez de entender que el deseo varía y que es posible trabajar ese aspecto de su relación como lo hacen con otros.
Causas psicológicas de la falta de deseo sexual
Sobre los aspectos emocionales y psicológicos que más afectan al deseo sexual, entre los más destacados se encuentran los conflictos de pareja. Para el miembro de la SEMG, estos suelen ser los más habituales si dejamos de lado las patologías físicas que pueden afectar a la actividad sexual debido al trasfondo psicológico que tiene la falta de conexión, las peleas sin resolver, la comunicación deficiente cuando hablamos de necesidades y preferencias sexuales con el otro y los problemas de confianza, a veces, debidos a una infidelidad por parte de la pareja.
Causas físicas de la falta de deseo sexual
No hay duda que el sexo y el deseo sexual tiene un gran componente mental, sin embargo, existen otras circunstancias físicas y biológicas que incluyen en la actividad sexual. La más frecuente es la menopausia debido a los cambios hormonales y cómo estos alteran el deseo: “En ocasiones, lo que ocurre es que la falta de lubricación, la falta de aceptación de los cambios corporales, etc., influyen en la satisfacción sexual y, por tanto, en las ganas de repetir la experiencia si ya no la vivimos como antes”, matiza. En cuanto a los cambios hormonales, Valverde recalca que el embarazo y la lactancia son otros momentos en los que puede cambiar el deseo.
Determinar el origen, clave para la solución
Como la falta de deseo sexual puede estar originada por distintos factores, la solución siempre pasará por saber qué la desencadena y; en función de cada caso, será necesario consultarlo con un especialista.
Si la alteración sexual está asociada a un elemento fisiológico, será necesario consultar con un ginecólogo; el especialista que lleve nuestro tratamiento o incluso nuestro médico de Atención Primaria y; si la persona identifica que el cambio se debe a elementos de carácter personal, como un cambio en el trabajo, una situación familiar compleja o un conflicto con la pareja será necesario consultarlo con un sexólogo.