Cuando endulzas tus alimentos, ¿qué prefieres usar, miel o azúcar? ¿Y te has preguntando cuál es la mejor opción para cuidar de tu salud?
La miel suena como una forma saludable para endulzar la comida en lugar del azúcar, pero veamos cuáles son los pros y los contras de usar estos ingredientes.
Miel o azúcar: diferencias y similitudes
Aunque no lo creas, el azúcar y la miel tienen muchas cosas en común, y la principal es que ambas son de origen natural.
Claro que, el azúcar puede parecernos un alimento más “procesado”, en el cual se necesita extraer de la caña, además de los procedimientos por los que tiene que pasar para blanquearla.
Por otro lado, al igual que el azúcar, la miel también pasa por un proceso semejante (no solo se extrae del panal y se envasa, como pensábamos).
Para que el consumo de la miel sea seguro para los humanos, esta debe filtrarse y pasteurizarse. Es fácil pensar que con estos procedimientos podría perder varias de sus propiedades, pero son necesarios para que no puedan crecer microorganismos patógenos.
La realidad es que, tanto la miel como el azúcar se consideran azúcares libres. Esto significa que son carbohidratos que se agregan a un alimento sin que aporten otros nutrientes.
Eso sí, la miel puede contener nutrientes, como los aminoácidos, que son bloques constructores de proteínas. Sin embargo, esto puede variar dependiendo de la cantidad y el producto que se consuma.
Y el azúcar, por su parte, no cuenta con ningún nutriente, por lo que la miel, en este caso, le lleva más ventaja.
¿Qué tan conveniente es endulzar con miel?
Debemos estar conscientes de que, cuando agregamos miel o azúcar a los alimentos, al igual que cualquier otro edulcorante, estamos añadiendo una gran cantidad de azúcares libres.
No obstante, la miel aporta un 83% de esos azúcares, mientras que el azúcar otorga un 99%. Aunque en la miel es menor, es importante estar conscientes del extra de carbohidratos que estamos añadiendo a la dieta.
Para endulzar con miel o azúcar, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, debemos limitarnos a consumir 20 gramos al día.
