Es normal que te asalte esta pregunta si te acaban de detectar un quiste en el pecho. Pero no te alarmes porque la inmensa mayoría son benignos, aunque sí es cierto que pueden doler. Te damos pistas para identificarlos y aliviar molestias.
Pero no todo lo que aparece en los senos es, ni mucho menos, maligno. Ten en cuenta que el tejido mamario «está vivo» y es muy cambiante, tanto a lo largo de la vida –fértil o no fértil- de la mujer como durante el propio ciclo mensual.
QUÉ ES Y POR QUÉ APARECE UN QUISTE
Se trata de acumulaciones de líquido en los conductos de la glándula mamaria.
- Su formación (y su tamaño) está totalmente relacionados con tu ciclo hormonal.
- Es lógico porque la glándula mamaria tiene muchos receptores hormonales y, por tanto, es muy sensible a las hormonas que fabrican tus ovarios.
- Y es justo cuando los ovarios producen más estrógenos y progesterona (exactamente antes de la regla) que aumenta el riesgo de quistes.
CÓMO DIFERENCIAR UN QUISTE DE «ALGO» SOSPECHOSO
Seguramente sea un simple quiste si…
- Notas al tacto una protuberancia redondeada y muy bien delimitada, que no se confunde con el tejido mamario. Lógicamente, puedes palparlos si son superficiales o de cierto tamaño. Si son microscópicos o más profundos no se palpan al tacto.
- Te duelen los pechos, sobre todo antes de la regla. Es cuando los quistes acumulan más líquido, hacen más presión y, por tanto, provocan más molestias.
- Una vez pasada la regla notas que disminuyen de tamaño, aunque no siempre, o incluso parece que desaparezcan.
Pero puede ser un nódulo maligno si…
- Lo que notas es un bulto que no está bien delimitado y parece integrado en el tejido mamario.
- Se retrae la piel de la zona donde están.
- Su consistencia es más dura.
- No duele.
¿HAY TRATAMIENTO PARA UN QUISTE?
Solo en el caso de que sean muy grandes y generen molestias. Ya no solo por el dolor que provocan, sino porque, a mayor tamaño, más riesgo hay de que se infecten y provoquen una mastitis.
En estos casos se pinchan mediante una aguja para vaciarlos y evitar que molesten o que se sobreinfecten.
Si no duelen, no es necesario vaciarlos. Las revisiones ginecológicas son suficientes para llevar un control.
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