
Una investigación reciente ha revelado la participación de empresarios estadounidenses en una red de contrabando de petróleo crudo robado, conocido como «huachicol», en colaboración con cárteles mexicanos. Este esquema ilícito ha generado ganancias millonarias y ha puesto en evidencia la complicidad transnacional en actividades delictivas que afectan tanto a México como a Estados Unidos.
La red del huachicol: un negocio binacional
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a través de la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN), emitió una alerta el 2 de mayo de 2025, advirtiendo sobre el contrabando de petróleo crudo robado desde México hacia Estados Unidos. Según la alerta, cárteles como el Jalisco Nueva Generación, de Sinaloa y del Golfo están detrás de esta operación, utilizando empresas fachada en la frontera sur de EE.UU. para simular operaciones legales de petróleo y gas natural.
El crudo robado es transportado en camiones cisterna desde México, etiquetado como “aceite usado” para evitar inspecciones y controles. Una vez cruzada la frontera, se almacena en tanques móviles y se vende como si fuera petróleo tipo West Texas Intermediate, uno de los más cotizados en el mercado energético mundial.
El caso de la familia Jensen
Un ejemplo destacado de esta complicidad es el caso de la familia Jensen, arrestada en Utah y Texas por su participación en el contrabando de más de 300 millones de dólares en petróleo en 2,881 envíos separados. James Jensen, junto con su esposa Kelly y sus hijos Maxwell y Zachary, conspiraron para lavar ingresos de las ventas de petróleo crudo ilegalmente importado. Los pagos por este petróleo fueron enviados a negocios en México que operan con el permiso de organizaciones criminales mexicanas.
La acusación formal señala que este negocio ilícito de ventas de petróleo robado y el lavado de fondos se iniciaron el 10 de enero de 2018. Los Jensen realizaron transacciones financieras con ingresos de actividades ilegales mediante maniobras diseñadas para ocultar el origen y naturaleza de estos fondos.
Impacto económico y medidas gubernamentales
El robo de combustible y su venta ilegal se ha convertido en la segunda fuente de ingresos para los cárteles mexicanos, después del narcotráfico. Según estimaciones de FinCEN, los importadores estadounidenses de petróleo robado a Pemex pueden obtener más de 5 millones de dólares en ganancias por cada envío de crudo desde Estados Unidos a otros países, con varios buques cisterna en ruta cada mes.
Ante esta situación, el gobierno de Estados Unidos ha intensificado la presión sobre el sistema financiero mexicano para combatir el lavado de dinero vinculado a los cárteles del narcotráfico. En una reunión confidencial durante la Convención Bancaria en Nayarit, autoridades estadounidenses y representantes de bancos mexicanos acordaron fortalecer los mecanismos de cooperación en detección y prevención de operaciones ilícitas.
Para resumir
La participación de empresarios estadounidenses en el contrabando de huachicol evidencia la complejidad y alcance transnacional de las operaciones delictivas relacionadas con el robo de combustible.
Este fenómeno no solo afecta la economía y seguridad de México, sino que también implica riesgos significativos para Estados Unidos, al involucrar a empresas y ciudadanos en actividades ilegales. La cooperación binacional y el fortalecimiento de los mecanismos de control financiero son esenciales para combatir este flagelo y proteger la integridad de ambos países.