Defensas bajas: qué síntomas provocan

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Si eres de los que encadenan un resfriado detrás de otro cada año o sueles ir cansado, probablemente tengas defensas bajas. La alimentación y algunos sencillos hábitos pueden ayudar a potenciar unas defensas más fuertes.

Otoño e invierno son las estaciones en las que más nos acordamos de nuestro sistema inmunitario. Es entonces cuando somos más vulnerables a los virus de la gripe y los resfriados.

Sabemos que nuestras defensas son las encargadas de evitar las infecciones, pero también están para luchar contra otras enfermedades, algunas de ellas graves.

¿Cómo puedo saber si tengo las defensas bajas?

Observar tu cuerpo y las señales que te da resulta fundamental para detectar cualquier deficiencia, dolencia o alteración. Ocurre lo mismo en el caso de las defensas bajas. Presta atención a los cambios que experimentes en tu estado de ánimo, energía y salud.

También puedes hacerte un análisis de sangre para comprobar cómo se encuentran tus defensas.

¿Cuál es la cantidad de defensas de una persona sana?

Los valores considerados normales de las células del sistema inmunitario (linfocitos) encargadas de protegerte frente a ataques e infecciones son los siguientes. Ten en cuenta que según el laboratorio que haga el análisis, estos valores pueden variar:

  • LeucocitosEntre 4.500 y 11.500 por litro de sangre. Indican si tu sistema inmunitario está debilitado o combatiendo alguna infección.
  • Neutrófilos: Entre 2.000 y 8.575 por litro de sangre. Cuando se supera este rango suele indicar que hay una infección o inflamación.
  • Linfocitos: Entre 900 y 5.175 por litro de sangre. Cuando están aumentados revelan infecciones por virus o parásitos.
  • Monocitos o macrófagos: Entre 45 y 950 por litro de sangre. Cuando están aumentados revelan infecciones por virus o parásitos.
  • Eosinófilos: Menos de 575 por mililitro de sangre. Si están incrementados suele ser señal de alergias, asma o infecciones parasitarias intestinales.

Defensas bajas qué síntomas provocan

Síntomas que indican que tus defensas están bajas

Cuando el sistema inmuniario está debilitado nuestras células defensivas no nos protegen de la forma adecuada y pueden aparecer los siguientes síntomas:

  • Numerosos resfriados y otras infecciones de forma repetida y que cuestan más de curar.
  • Cansancio sin motivo aparente.
  • Caída de cabello.
  • Los virus del herpes que permanecen latentes en el organismo se activan cuando las defensas están bajas.
  • Las heridas tardan más en cicatrizar.
  • Mareos y sangrados por de nariz.

Cómo se pueden subirlas

Si estás buscando un remedio o un fármaco que aumente las defensas, debes saber que ese remedio o fármaco único no existe. Con lo que contamos es con alimentos y hábitos de vida que ayudan a equilibrar la inmunidad que ya tiene el propio cuerpo. Todo consiste en saber potenciarla y cuidarla.

Pero hoy, más que de defensas fuertes se habla de buena adaptación al medio: la capacidad de supervivencia y de mantenerse sano ante diversos tipos de enfermedad.

La fortaleza de tus defensas depende en un 75% de los hábitos de vida, según ha demostrado una reciente investigación del Instituto Whitehead para la Investigación Biomédica de Cambridge en Estados Unidos.

  • Alimentación variada y equilibrada y practicar actividad física. Es la base para tener un sistema inmunitario saludable.
  • Dormir bien. Un estudio sometió a grupos de individuos a una privación del sueño por tres días, analizando el efecto sobre las defensas. Los resultados fueron esclarecedores: se observó una disminución de los linfocitos A y T, así como una actividad intensa del sistema de defensa que resulta muy similar a la que se produce durante el ataque de un virus o bacteria.
  • Reír. La risa mejora sensiblemente la inmunidad y puede reducir las opciones de contraer ciertas enfermedades, como resfriados y gripes, y sobre todo de sufrir estrés. Estos son sus efectos: aumenta el ritmo cardiaco y la presión sanguínea y los músculos de todo el cuerpo se relajan. Después, la presión sanguínea desciende por debajo de los niveles iniciales y el cerebro libera endorfinas, los mismos reductores del estrés desencadenados por el ejercicio y que proporcionan una sensación de bienestar y euforia. Además, la risa eleva la inmunoglobulina A, un anticuerpo, es decir, otro agente inmunitario que se encuentra en la piel y las mucosas.
  • Controlar el estrés y pensar en positivo. La angustia y la depresión también «destruyen» las defensas. Son numerosas las investigaciones científicas que han demostrado que la tristeza o la angustia van acompañadas de efectos negativos sobre el sistema inmunitario. En cambio, el optimismo ayuda a que el sistema de defensas actúe de una forma más eficaz contra las posibles enfermedades. Estar animado no cura, pero colabora en positivo cuando el organismo necesita energía extra.

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