Mantener la práctica deportiva o no cuando sufrimos congestión nasal es una duda muy frecuente. La respuesta depende de varios factores, como la posible presencia de otros síntomas o la intensidad del ejercicio.
¿Es conveniente realizar actividad física si se tiene congestión por resfriado o es más recomendable interrumpir la práctica deportiva? Esta es una duda que surge frecuentemente entre quienes realizan algún ejercicio de este tipo cuando llega la época de catarros más o menos frecuentes. La respuesta es que sí se puede continuar con la actividad, siempre y cuando no se tenga fiebre y, en general, los síntomas se concentren del cuello hacia arriba. Lo que sí se recomienda es reducir la intensidad.
La congestión nasal es uno de los síntomas del resfriado, una enfermedad vírica que puede aparecer todo el año, pero que suele alcanzar una mayor incidencia entre el otoño y el invierno. La cuestión es que otras patologías como gripe o bronquitis también pueden cursar con congestión nasal. Sin embargo, en estos casos acompañan otra serie de síntomas que permiten diferenciarlas de un simple resfriado.
Hay que tener en cuenta como punto de partida que el 70% de la población española no llega ni tan siquiera a los mínimos de actividad física diaria que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Reducir la intensidad durante la Congestión nasal
Algunos especialistas consideran que puede ser hasta incluso recomendable mantener la práctica deportiva en caso de congestión, yo no llegaría a decir tanto, pero sí que no está contraindicada” y que personas que tienen el hábito de desarrollar una actividad física “no tienen por qué interrumpirla en caso de congestión nasal, faringitis o resfriado, siempre con cuidado y adaptando el ritmo.
El síntoma más relevante para decidir si se puede continuar con la actividad física o no es la presencia de fiebre. En estos casos, ambos especialistas señalan que lo prudente es interrumpir la práctica deportiva, al igual que si hay afectación de los bronquios.
Regla del cuello
Y es que rige la conocida como regla del cuello, según la cual, si los síntomas se concentran del cuello hacia arriba, es decir, las molestias se relacionan con congestión nasal, nariz que moquea y dolor de garganta, no hay inconveniente en continuar desarrollando actividad física.
En cambio, si la sintomatología se manifiesta por debajo del cuello, es decir, produce tos, congestión torácica y dolor muscular, debe interrumpirse la práctica deportiva.
Es importante adoptar algunas precauciones cuando se practica actividad física y se está congestionado, particularmente si se desarrolla al aire libre, así como de forma preventiva para evitar resfriados.
El moco como mecanismo de defensa
La producción de moco es realmente uno de los mecanismos de defensa de la nariz cuando entra en contacto con un algún agente irritante, como pueda ser un factor ambiental, un elemento alergénico o un virus, por ejemplo. La respuesta es la generación de moco para atrapar esa sustancia o germen que la está irritando y tratar de eliminarlo por arrastre.
Así, además de la molestia que ocasiona la sensación de dificultad para respirar por la nariz por la limitación para la entrada del aire, otra consecuencia de la congestión nasal es la acumulación excesiva de moco que puede empezar a ocupar otras zonas como los senos paranasales, que son unas cavidades de aire que tenemos en la cara, y también los oídos. Esta situación puede provocar a su vez cefalea y sensación de abotargamiento.
De hecho, cuando la congestión nasal se agrava y prolonga en el tiempo puede generar sinusitis u otitis media.
Otra recomendación de los expertos de cara a la realización de actividad física al aire libre es vestirse utilizando el sistema de capas; para poder ir regulando su uso en función de la temperatura que se vaya alcanzando y poder abrigarse de nuevo al finalizar la práctica.
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