Te explicamos los síntomas y el tratamiento sobre la insolación o golpe de calor, para reconocerla y saber cómo actuar. Suele ser un proceso autolimitado y de recuperación total, pero hay que actuar de forma rápida.
La insolación es la exposición excesiva a temperatura ambientales altas. Cuando como consecuencia de esta exposición prolongada se produce un desequilibrio en el control de la temperatura de nuestro cuerpo, hablamos de golpe de calor.
¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCE?
Cuando aparecen los síntomas de insolación puedes notar a tu hijo más cansado y más sediento que de costumbre. Su piel está sudada, fresca y húmeda.
Si es un poquito mayor puede quejarse que le duele la barriga.
Si la insolación persiste, y el mecanismo productor de sudor falla, debemos preocuparnos porque pueden aparecer síntomas de golpe de calor, que identificaremos como:
- Temperatura corporal alta (hipertermia).
- Pulso y respiración rápidos.
- Piel caliente y seca.
- Ausencia de sudor.
- Debilidad (adormecimiento), pocas ganas de jugar.
- Náuseas y vómitos.
- Dolor de cabeza.
QUÉ HACER ANTE UNA INSOLACIÓN
Si detectamos en nuestro hijo síntomas de insolación, debemos trasladarle a un lugar más fresco y sombreado, ofrecerle líquidos, no muy fríos y lentamente, mantenerle en reposo y tomarle la temperatura.
- Si a pesar de nuestra actuación los síntomas avanzan, aparecerá aumento de temperatura y tendremos que aplicar medidas de enfriamiento.
¿Cómo podemos hacerlo? Aplicando agua fresca (no agua excesivamente fría ni hielo) de forma suave por el cuerpo, sobre todo en las zonas de la axila e ingles (aquí sí podemos aplicar algo de hielo envuelto en un paño)
Después, abanicándole para favorecer la transpiración, lo que refresca el cuerpo.
CUÁNDO IR AL MÉDICO
- Cuando detectemos una temperatura corporal superior a 39’5 °C en la axila
- Cuando no tolere los líquidos orales y/o las medidas de enfriamiento no sean eficaces, debemos acudir a un servicio de urgencias
El médico, además de continuar con las medidas de enfriamiento, valorará si hacer pruebas complementarias, como análisis de sangre y orina para comprobar la función de órganos internos.
¿POR QUÉ OCURRE?
Fallan los mecanismos corporales reguladores del calor (sobre todo la evaporación del sudor), que implica una acumulación de calor en el cuerpo.
La falta de sudor hace que nuestro cuerpo no pueda mantener su temperatura a niveles bajos cuando está expuesto a altas temperaturas ambientales.
LOS FACTORES DE RIESGO
Estar a pleno sol, en la playa, piscina o montaña, por varias horas es, lógicamente, un riesgo. Pero además influyen varios factores:
- Edad: es más frecuente en niños de 0 a 4 años.
- Una ingesta de líquidos insuficiente.
- Clima cálido y húmedo, sin viento.
- Cuando se da una ola de calor.
- Ambiente cerrado caldeado.
- Niños en espacio cerrado dentro de un vehículo expuesto al sol.
- Ejercicio intenso.
A pesar de que los síntomas son alarmantes, suele ser un proceso autolimitado, de resolución ambulatoria, con recuperación total, pero hay que actuar de forma rápida.
CÓMO PODEMOS PREVENIRLA
- Permanecer a la sombra y en un entrono fresco el mayor tiempo posible.
- Beber líquidos en forma abundante, preferiblemente agua.
- En los bebes que toman lactancia materna, hay que ofrecer pecho más a menudo.
- Limitar actividad física en las horas centrales del día.
- Aire acondicionado o ventiladores en los días calurosos, todo el tiempo o parte del tiempo.
- Baños fríos o tibios.
- Ropa ligera, ancha y de colores claros.
- Puede usar gorros anchos o gorritas con visera.
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