Ideas para que disfrutes lentamente del verano

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Ideas para que disfrutes lentamente del verano
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El verano invita a conectar con la vida, a darse espacio para sentir y pensar qué es importante para uno. La lentitud puede deparar una experiencia muy rica.

Los meses más calurosos son el verano y se presentan como una cita con el descanso, el disfrute y la lentitud.

Durante el resto del año las prioridades pueden ser otras, pero el buen tiempo parece empujarnos a aminorar el paso y vivir con mayor atención.

Ser fiel a lo que dicta el reloj puede tener un precio muy alto: el del bienestar y la salud, ya que el estrés y una dieta a base de comidas precocinadas y rápidas es la principal causa de obesidad y enfermedades coronarias y del sistema nervioso. Además, con ello la persona pasa de manera superficial por la retahíla de cosas que se impone cumplir, lo que genera insatisfacción.

Veamos a continuación algunas sugerencias para disfrutar de la tranquilidad este verano.

5 Ideas para que disfrutes lentamente del verano

1. REVISAR PRIORIDADES

La rapidez se convierte en la excusa perfecta para no tener que reflexionar sobre la propia vida, pero si realmente se quieren cambiar ciertos aspectos de la realidad cotidiana, porque resultan limitantes o insatisfactorios, se ha de comenzar por detenerse a pensar cómo se siente uno en su piel –con lo que es y lo que tiene–, qué necesita realmente –tal vez se pueda ser más feliz con menos…–, de qué cosas y relaciones puede prescindir y cómo puede organizar mejor su tiempo para que su vida gane serenidad y cobre mayor sentido.

Revisar prioridades permite mantener aquellas actividades y relaciones que realmente resultan necesarias o que llenan, y desligarse de aquellas otras a las que se dedica tiempo por mera inercia o compromiso.

Una buena forma de comenzar a organizar mejor la agenda diaria es confeccionar una lista con las seis o diez cuestiones que se considera importante abordar durante el día en los diferentes ámbitos: trabajo, familia, casa, ocio, relaciones sociales… Hay que ser realista y procurar que exista un equilibrio entre las obligaciones y las actividades personales.

Ideas para que disfrutes lentamente del verano

2. CENTRARSE EN EL PRESENTE

Es fácil vivir dándole vueltas al pasado, proyectándose hacia el futuro y de espaldas al presente, cuando este es el único momento real y que merece ser la pena vivido.

El rumiar de la mente entre las frustraciones relacionadas con el pasado y las preocupaciones sobre lo que ha de venir, lleva a vivir en una permanente huida de uno mismo, y puede sumir a la persona en una actividad frenética en busca de una felicidad que siempre está por llegar, porque nunca parece satisfacer del todo cuando se atisba: siempre se espera «algo» más.

3. SABOREAR LA COMIDA

Al igual que realizar una respiración suave y profunda contribuye a que el organismo se oxigene correctamente y a ver las cosas con otra perspectiva, comer sin prisas es fundamental si se quiere que los nutrientes ingeridos con la comida resulten provechosos.

Concederse un tiempo para comer, así como alimentarse con productos frescos, sanos y libres de grasas nocivas es esencial para el buen funcionamiento del organismo.

4. DISFRUTAR DE LA NATURALEZA

Salir al encuentro de la naturaleza es uno de los mayores regalos que uno puede hacerse para dejar atrás la agitación diaria de las ciudades.

Caminar sin reloj por un bosque o por la montaña durante todo un día, o cuanto se quiera, sin responder a ningún plan previo que obligue a nada, permite sumergirse en un mundo de sensaciones y sonidos fundamentales para el ser humano.

5. RESPIRAR PROFUNDAMENTE

El estrés físico y mental ocasionado por la necesidad de atender los múltiples frentes de la vida acelerada activa el sistema nervioso simpático, el mecanismo de lucha o huida que salta en señal de alarma.

Este mecanismo pone en marcha toda una serie de cambios fisiológicos, desde la secreción de adrenalina a la tensión muscular, y lleva a una respiración torácica superficial que permite actuar con rapidez, pero a la larga no permite una buena oxigenación y mantiene la activación del sistema simpático.

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