La retención de líquidos no es una enfermedad, pero para muchas mujeres, acaba siendo un verdadero problema. La hinchazón en el abdomen, en los tobillos y en las manos aumenta con el calor. Te damos algunas claves para resolverlo.
Además del funcionamiento del sistema linfático (que, a veces, se vuelve más lento) o de tu nivel de actividad (si no te mueves, los líquidos tienden a estancarse), hay factores externos que determinan la aparición e intensidad de la retención de líquidos. Y el principal es el calor que nos acompaña los meses de verano.
- Cuando la temperatura es alta, los vasos sanguíneos se dilatan y, cuando esto ocurre, la sangre fluye con mucha más lentitud.
- Con esos vasos dilatados, la sangre se acumula en los capilares, sube la presión local y los líquidos se vierten más fácilmente a los tejidos.
POR QUÉ LAS MUJERES TIENEN MÁS RETENCIÓN DE LÍQUIDOS
El problema de la hinchazón se ceba especialmente en las mujeres debido a los cambios hormonales. Por ejemplo, dos semanas antes de la regla el cuerpo tiende a hincharse, y el descenso de estrógenos que se da tras la menopausia también favorece la retención de líquidos. Pero el factor hormonal no es lo único que influye. También es importante…
- Cómo funcione tu linfa. El sistema linfático se encarga de drenar el líquido conocido como linfa y filtrarlo al torrente sanguíneo, pero a veces (puede ocurrir incluso por una pequeña infección) ese circuito se vuelve más lento, más ineficaz… y el líquido se acumula entre los tejidos en lugar de volver a la sangre.
- Lo activa que seas. Los líquidos que recorren el cuerpo –la linfa y la sangre– necesitan movimiento para que circulen bien. Cuanto más tiempo permanezcas sentada, más se acumulan.
- La dieta que sigas. Una dieta equilibrada ayuda a mantener nuestro equilibrio hídrico. Pero si, por ejemplo, tus menús son ricos en sal o en alimentos y preparados con histamina, tu retención de líquidos puede aumentar.
MUCHOS HIDRATOS Y POCAS PROTEÍNAS TE HINCHAN
La alimentación, así, es otro factor fundamental a tener en cuenta. El equilibrio hídrico del organismo depende de una alimentación que incluya los tipos y cantidad de nutrientes adecuados.
- Por ejemplo, cuando consumimos alimentos ricos en hidratos de carbono nuestro organismo los descompone en glucosa y los almacena en los músculos en forma de glucógeno. Por eso, si tomamos muchos hidratos de carbono en una comida, podemos ganar peso en forma de agua durante las primeras horas posteriores a ella.
- Igualmente, una dieta deficiente en proteínas favorece la retención. Es importante comerlas, pero sin abusar.
LA SAL AUMENTA LA RETENCIÓN
Si a una comida rica en hidratos de carbono además, contiene mucha sal, nos encontramos con un factor añadido que favorece la retención de agua corporal.
- Tus menús deberían sumar, como máximo, 2 g de sodio al día (que corresponde, aproximadamente, a unos 5 g de sal). Puesto que el incluido en los alimentos procesados es difícil de controlar (y, a veces, abundante), reduce la sal que añades a tus platos.
TIENES QUE BEBER AGUA
Dejar de beber agua… lo empeora todo. Cuando tu cuerpo no recibe la hidratación necesaria, los tejidos «entienden» que deben retener para no deshidratarse.
- Bebe, como mínimo, 8 vasos de agua al día, para asegurarte de que te hidratas correctamente.
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