Aunque un infarto cerebral puede ocurrir de manera repentina, existen algunas señales de alerta que se pueden manifestar antes de padecerlo. En este artículo detallamos de qué se trata cada una.
Un infarto cerebral es un evento cerebrovascular que se origina por fallo en la irrigación sanguínea, en el cual la sangre deja de llegar al cerebro. Debido a esto, el cerebro deja de recibir oxígeno y nutrientes esenciales, y sus células se pueden dañar o morir.
Si bien los síntomas tienden a surgir de repente, en algunos casos los pacientes perciben que algo no marcha bien y deciden recibir atención médica. ¿Cuáles son las principales señales de advertencia?
Advertencias de un infarto cerebral
Este evento, al igual que otras enfermedades del sistema cardiovascular, resulta difícil de detectar de manera oportuna y suele confundirse con síntomas de otras condiciones más comunes.
Por lo anterior, conocer con antelación las señales de alerta del infarto cerebral aumenta las probabilidades de detectarlo a tiempo, sin padecer secuelas graves. A continuación, detallamos cuáles son.
1. Presión arterial alta
Una de las primeras advertencias de un infarto cerebral es un aumento en la presión arterial. No obstante, las personas con presión arterial alta no suelen sentir síntomas contundentes que los alerten del peligro en el que se encuentran.
Según la American Heart Association, la presión alta tiende a dañar o estrechar los vasos sanguíneos del cerebro, lo cual produce el rompimiento o pérdida de sangre. Esto hace que el cerebro tenga un riesgo mayor de presentar un accidente cerebrovascular.
Por lo anterior, es importante someterse a chequeos médicos regulares, en especial cuando se presentan factores de riesgo significativos como este.
2. Cuello rígido
La rigidez en el cuello puede estar causada por momentos de estrés, malas posturas o un sobreesfuerzo muscular. Sin embargo, no se debe descartar la posibilidad de que se deba al bloqueo o sangrado en uno de los vasos sanguíneos.
Una publicación de Harvard Medical School sugiere que, aunque no es muy común, el dolor y la rigidez del cuello pueden ser uno de los signos de alarma de un accidente cerebrovascular, en personas menores de 50 años.
Si no puedes tocar el pecho con la barbilla y sientes que el dolor se extiende hasta la cabeza, consulta de inmediato con el médico.
3. Dolor de cabeza fuerte
Otra de las advertencias de un infarto cerebral puede ser el dolor de cabeza. Este es un síntoma común que se manifiesta por múltiples causas, casi siempre sin representar algo grave.
No obstante, cuando se produce de forma severa y sin una causa aparente, es conveniente acudir al médico, ya que los dolores de cabeza intensos y palpitantes suelen alertar de un aumento en la presión arterial.
4. Parálisis en un lado del cuerpo
Esta condición, conocida también como parálisis hipoglicémica, se trata de un síntoma habitual entre quienes van a sufrir un infarto cerebral.
Respecto a esto, una publicación de la Clínica Mayo señala que la parálisis o entumecimiento de la cara, el brazo o la pierna, es uno de los síntomas más frecuentes de un accidente cerebrovascular y, a menudo, solo afecta un lado del cuerpo.
Aunque la mayoría de las veces no es fácil de diagnosticar, esta señal de alerta no se debe ignorar bajo ninguna circunstancia.
5. Fatiga repentina
Perder la energía de forma repentina y sin razón aparente siempre debe ser un motivo para encender las señales de alerta. La fatiga es un síntoma habitual de algunos problemas de salud, en especial, cuando algo interrumpe la correcta oxigenación del cerebro.
El Dr. Pooja Khatri, profesor de neurología en la Universidad de Cincinnati, en una publicación de la American Heart Association, señala que hay que prestar especial atención a la fatiga repentina y la debilidad en todo el cuerpo.
Lo anterior se debe a que estos se pueden confundir con los síntomas de otras condiciones cuando, en realidad, son una señal de un accidente cerebrovascular.
Algunos factores de riesgo
Además de reconocer los síntomas, es importante saber cuáles son los factores de riesgo. De acuerdo con una publicación de la American Association of Neurological Surgeons, aunque existen factores que no se pueden controlar, como la edad y el componente hereditario, existen otros que, modificando ciertos hábitos, podrían prevenir este evento. Estos son los siguientes:
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Consumo de cigarrillo.
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Presión arterial alta.
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Enfermedad de la carótida u otra arteria.
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Historia de ataques isquémicos transitorios.
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Diabetes.
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Colesterol alto.
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Obesidad y sedentarismo.