
General Motors (GM) anunció la suspensión temporal de la producción en su planta CAMI, ubicada en Ingersoll, Ontario, Canadá, hasta octubre de 2025. Esta decisión afectará a aproximadamente 1,200 trabajadores, quienes enfrentarán despidos temporales a partir del 14 de abril. La compañía atribuye esta medida a la necesidad de modernizar la planta y a la baja demanda de su furgoneta eléctrica BrightDrop.
La planta CAMI, que produce dos modelos de la furgoneta eléctrica Chevrolet BrightDrop, experimentará una reducción significativa en su producción. Cuando las operaciones se reanuden en octubre, la planta operará con un solo turno, lo que resultará en la eliminación de alrededor de 500 puestos de trabajo de manera indefinida. En 2024, GM vendió 1,956 unidades de la furgoneta BrightDrop: 1,529 en Estados Unidos y 427 en Canadá.
Aunque GM sostiene que la suspensión se debe a la modernización de la planta y a la escasa demanda del vehículo, el sindicato Unifor vincula la decisión con la guerra comercial iniciada por el presidente estadounidense, Donald Trump, contra Canadá y otros países. Lana Payne, presidenta de Unifor, declaró que los aranceles de Trump y su rechazo a la tecnología de vehículos eléctricos están perturbando la inversión y paralizando las proyecciones de futuros pedidos.
Estados Unidos impuso aranceles del 25% a los vehículos producidos en Canadá que no están incluidos en el tratado T-MEC. Además, se considera aplicar aranceles del 25% a las partes de automóviles con contenido producido fuera de Norteamérica. Estas medidas han generado preocupación en el sector automotriz, ya que podrían provocar graves problemas de suministro en los tres países, afectando la producción y el empleo.
GM ha expresado su compromiso con el futuro de BrightDrop y la planta CAMI, y ha asegurado que apoyará a los trabajadores durante esta transición. La compañía planea utilizar el tiempo de inactividad para reconfigurar la planta en preparación para la producción del modelo BrightDrop 2026.
La situación en la planta CAMI refleja los desafíos que enfrenta la industria automotriz en un contexto de cambios tecnológicos y políticas comerciales proteccionistas. La combinación de una demanda más lenta de lo esperado para vehículos eléctricos y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Canadá ha creado un entorno incierto para los fabricantes y trabajadores del sector.