La «smart food», «comida inteligente o completa», son nuevas propuestas para alimentarse de manera equilibrada cuando por algún motivo no puedes hacer una comida de verdad y no quieres recurrir solo a un tentempié rápido y poco saludable.
Hay momentos en que el trabajo no te permite detenerte a hacer una comida completa y no quieres comer cualquier cosa.
Ha pasado mucho entre los empleados de oficinas en Silicon Valley, que es donde han puesto de moda lo que hoy se denomina “complete food” (comida completa) o “smart food” (comida inteligente).
No se trata de cambiar los hábitos de alimentación diarios. Según esta nueva tendencia la idea es que los días que haya que saltarse una comida tradicional lo hagamos de manera algo más equilibrada y saludable.
EN QUÉ CONSISTE LA «SMART FOOD»
El acelerado ritmo de trabajo en Silicon Valley hacía que muchos de los trabajadores echaran mano de snacks y alimentos insanos o que incluso no comieran.
En este entorno, es cuando surge este tipo de comida. La smart food consiste en ingerir, a través de productos como batidos o barritas, la cantidad adecuada de nutrientes y calorías según las necesidades.
Tiene un doble objetivo:
- Poder hacer un menú rápido sin dejar de realizar la tarea que hacías.
- No malgastar comida, comer únicamente lo necesario.
Las empresas que los comercializan insisten en que han investigado para proporcionan las necesidades nutricionales, ya que este tipo de comida, pese a su presentación, se define por estar elaborada con ingredientes naturales y saludables.
DIFERENCIA CON LOS SUSTITUTOS ALIMENTICIOS
Esa búsqueda de ingredientes es la que ponen en relevancia frente a otros tipos de sustitutos alimenticios: avena, aceite de oliva, lino, proteína de guisantes, gofio canario, entre otros.
El smart food no está relacionado con los llamados batidos dietéticos, ni con la comida sustitutiva.
- Los sustitutos alimenticios se basan en dietas de bajas calorías, por tanto, no aportan la energía suficiente necesaria para afrontar el día una persona media.
- Tampoco tienen nada que ver con las barritas energéticas, que tienen otra función diferente: aportar un tipo de nutriente concreto a las personas que hacen más ejercicio del habitual.
La smart food se desmarca de este tipo de objetivos. Su función es ser un sustituto razonable y completo de una de las comidas que hacemos al día. No dar ni más ni menos que la energía que gastamos.
CUÁNDO SE TOMAN ESTOS ALIMENTOS
Según datos de Satislent, una de las empresas dedicadas a este sector, los consumidores de esta “nutrición inteligente” son mayoritariamente hombres de entre 25 y 35 años, profesionales del sector de tecnológicas y estudiantes.
Lo suelen consumir en las comidas (72%), en el desayuno (68%), en la cena (42%) y como snacks (31%).
Cada persona encuentra su momento del día cuando le resulta más conveniente.
- Los que lo prefieren de mañana explican que es un desayuno rápido que les aporta energía para la mañana.
- “Otros prefieren utilizarlo en la comida para evitar el bocadillo de oficina«, apuntan desde Satislent.
- Otros encuentran su momento como merienda-cena, alargando así sus tardes y evitando cenas pesadas.
- También existe la opción de usarlos como snacks ya preparados para un día de excursión.
El objetivo es que, en situaciones en las que no hay tiempo (o ganas) para cocinar o comprar, no caer en la tentación de la comida rápida o de no comer.
FRENAR EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS
Los propios fabricantes no niegan que es un producto para “momentos puntuales”. Y ofrecen un segundo objetivo de compra más sorprendente: evitar el despilfarro de alimentos.
Aproximadamente 88 toneladas de alimentos son desperdiciados cada año en la Unión Europea por un valor de 143 mil millones de euros. La situación no es mejor en los Estados Unidos, donde el 40% de los alimentos producidos se tira a la basura.
Todo este malgasto de comida provoca un impacto medioambiental grave. Del mismo modo, la salud y la alimentación saludable se resienten debido a estos hábitos.
“En este contexto, la smart food da respuesta a este problema y se erige en un modelo de consumo respetuoso con el medio ambiente y apto para una dieta equilibrada”, según apuntan.
Es cierto que se trata de alimentos en batidos o barritas muy concentrados y, en teoría, no vas a malgastarlos. Pero no olvidemos que es un alimento ultraprocesado. Que se erija en paladín de la alimentación sostenible es cuanto menos discutible.
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