La alimentación complementaria (AC) es el proceso por el cual se ofrece al bebé alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de esta.
Muchas veces surge la duda de ¿cuándo tengo que hacerlo?, o ¿cómo si sé si mi bebé está listo? Para poder implementar la alimentación complementaria es muy importante que acudas al pediatra y consultes si es momento o todavía no está listo.
Sin embargo, se recomienda mantener la lactancia materna de forma exclusiva durante los primeros seis meses de edad y, a partir de ese momento, ir metiendo poco a poco los alimentos manteniendo la lactancia materna.
En el caso de los bebés que consumen fórmula no hay un tiempo estimado sobre cuando será el mejor momento. La alimentación se puede introducir entre el cuarto y el sexto mes, y es adecuado esperar a que el bebé presente signos de que ya está listo para comenzaron la alimentación, como puede ser:
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Presenta un interés activo por la comida.
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Ha desaparecido el reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua)
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Es capaz de agarrar comida con la mano y llevarla a la boca.
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Puede mantenerse sentado con apoyo.
¿QUÉ ALIMENTOS PUEDO DARLE A MI BEBÉ?
No existe como tal una lista de qué alimentos puedo darle o no. La alimentación varía mucho dependiendo de las culturas, regiones y costumbres de cada familia. No hay alimentos mejores que otros para empezar la alimentación, aunque es bueno iniciar con alimentos ricos en hierro y zinc.
Se recomienda introducir los alimentos de uno en uno, con intervalos de unos días, para observar la aceptación y tolerancia. No se debe añadir sal, azúcar, ni edulcorantes, puesto que el bebé debe acostumbrarse a los sabores naturales de los alimentos.
Alimentos potencialmente alergénicos
Como tal no hay evidencia de que atrasar los alimentos que suelen ser más propensos a generar alergias (huevo, pescado, ciertas frutas, etc.) después de los seis meses evite el desarrollo de la alergia. Hay estudios donde indican que dar pequeñas cantidades de estos alimentos pueden disminuir la probabilidad de que surja alergia.
Fruta y Verdura
Lo recomendado es ir poco a poco con todo tipo de frutas y verduras en cualquier hora de comida, también es importante ir variando la forma de presentación, en trozos pequeños, papilla o triturada.
En las verduras verdes, como acelgas o espinacas, no se deben de dar durante el primer año, ya que, estas puede provocar etahemoglobinemia (Afección por la que hay una cantidad más alta de lo normal de metahemoglobina en la sangre) por su alto contenido en nitratos.
Evita los jugos de frutas, puesto que, no ofrecen ningún beneficio nutricional y además pueden aportar una gran cantidad de peso y salidas de caries, es mejor la fruta entera.
Cereales
Al iniciar la Alimentación Complementaria se pueden ofrecer cereales en distintos formatos, dando preferencia a las harinas integrales. Pueden darse en polvo disueltos en leche, añadidos a purés, en forma de arroz hervido, pan, pasta, en función de la edad, maduración del bebé.
Evitar los cereales que contengan miel o azúcares añadidos en su composición.
Alimentos ricos en proteínas
Aquí se encuentran los alimentos como carnes rojas, pollo, pescado, huevo y legumbres. Estos se deben de consumir todos los días de forma variada, sobre todo los alimentos altos en hierro como carne roja, yema, brócoli, lentejas, etc. en cantidades pequeñas y siempre supervisándolos.
Lácteos
Entre los 6 y los 12 meses la leche materna sigue siendo el alimento principal, por lo que se recomienda mantenerla, sin disminuir las veces que el bebé la pida. No olvidar que la Alimentación Complementaria no es “sustitutiva”, sino “complementaria”.
En el caso de los bebes que consumen fórmula, se indica que después de los seis meses se pueden ingerir otro tipo de lácteos como el queso que se recomienda darlo a partir de los 9 meses o leche de vaca entera luego de los 12 meses.
Sal y azúcares
No puede añadirse sal a la Alimentación Complementaria de los bebés, aunque nos pueda parecer insípida. En menores de dos años, se recomienda evitar los azúcares añadidos y libres en su alimentación.
El gusto por los diferentes sabores (dulce, salado, ácido y amargo) se forja desde temprana edad. Si acostumbramos al paladar a sabores ácidos, como algunas frutas, o amargos, como algunas verduras, su consumo será mayor a lo largo de la vida. Además, la exposición prematura a diferentes sabores puede disminuir al riesgo de rechazo a probar nuevos alimentos.
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