El autismo no es un trastorno único. Tiene muchos grados, tantos que se habla de espectro autista (TEA). Algunos son leves y difíciles de detectar en un primer momento. Hay que estar atento a los detalles, para diagnosticarlo cuanto antes.
El autismo o, como se conoce oficialmente, los trastornos del espectro autistas (TEA) son una alteración neurológica crónica.
Es un trastorno de nacimiento. No se puede evitar ni supone que se haya hecho algo mal durante el embarazo.
Hay síntomas muy distintos y en grados muy diferentes. Aunque la imagen tópica es la del niño ensimismado en su mundo, algunos pueden relacionarse y jugar con otros niños.
Hay grados tan leves que ni siquiera son bien diagnosticados y es ya de adulto cuando descubre que hay un comportamiento autista.
SEÑALES DE ALERTA EN EL BEBÉ
Cualquier signo puede hacer sospechar, pero no es señal de alarma. Hay muchos niños que a lo largo de los dos primeros años tienen algunos de estos signos sin ser niños con autismo.
Debe ser primero el pediatra y luego un equipo evaluador específico el que estudie el caso y dé el diagnóstico.
- Es más tranquilo que otros niños de su edad.
- No responde a su nombre ni lo reconoce.
- Mantiene poco el contacto visual con la persona que le habla.
- No habla y cuando empieza a hablar, no dice frases espontáneas. Se limita a repetir lo que ha escuchado de otro.
- No señala algo cuando lo pide.
- Sonríe poco y parece indiferente a lo que le rodea.
LOS SIGNOS EN EL NIÑO
A partir de los dos años, puede haber otros signos que deberían llamarnos la atención.
- En los casos de autismo más extremo, el niño puede no hablar nada.
- Un niño que cabecea mucho o que no le interesan las personas son señales evidentes.
- En los casos más leves, las dificultades de interacción social, por ejemplo, no entender las bromas o no interpretar bien la cara amistosa de otro niño y retraerse.
- En el juego hay que estar atento a ciertos comportamientos. Por ejemplo, el niño pone los coches en fila en lugar de jugar con ellos. O se dedica a hacer girar todo el rato la rueda en el aire.
- Les interesa poco el fútbol y otros deportes. No quieren pasar la pelota y prefieren realizar algo mecánico como repetir capitales y otros puntos geográficos.
- No todo es ensimismamiento. Hay un autismo extrovertido: juega con otros niños, pero se enfada mucho cuando no se hace cómo él quiere.
CÓMO PREPARAR LA CITA MÉDICA EN UN CASO TEA
El Sistema Nacional de Salud tiene una guía práctica para afrontar estas primeras visitas.
- No escondas tus emociones y preocupaciones. Ayudan a los especialistas a valorar y comprender la situación familiar.
- Apunta las situaciones complicadas por las que pasa tu hijo. Sois los que mejor conocéis su caso y cualquier información puede ser valiosa para los médicos.
- Es mejor no ir una persona sola. Dos familiares entenderán mejor la información. Asegurarse de que no dan términos técnicos. Preguntar todo.
- Como tratarás con varios profesionales: psicólogos, psiquiatras, profesionales educativos es fácil despistarte. Mantén una agenda con todos los nombres y citas ordenadas.
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