Analizamos sobre cómo el consumo de proteína en polvo en la menopausia puede ayudar a tratar de prevenir y mitigar dichos efectos adversos.
La proteína en polvo es un suplemento nutricional, más bien podría considerarse un alimento, bastante interesante desde el punto de vista nutricional que va más allá del mundo del fitness y el culturismo.
Aunque es cierto que la gran mayoría de la población asocian el consumo de proteína en polvo con el gimnasio, el deporte y la finalidad de desarrollar masa muscular, la proteína en polvo es un recurso valioso para personas de todas las edades y niveles de actividad.
En el siguiente artículo te mostramos 3 usos diferentes de la proteína en polvo.
¿Qué es la proteína en polvo?
La proteína en polvo es el resultado de un proceso de extracción y deshidratación de proteínas que tiene amplios usos, ya que proporciona una fuente concentrada de proteínas de alta calidad.
Debido a su amplia versatilidad, la proteína en polvo puede venir a partir de diferentes fuentes. Entre los tipos más comunes podemos encontrar:
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Proteína de suero (whey): extraída de la leche durante el proceso de fabricación del queso. Es altamente biodisponible y presenta todos los aminoácidos esenciales. Destaca por su rápida absorción y es la que más se utiliza como batidos post-entrenamiento.
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Caseína: también es una proteína extraída de la leche. Sin embargo, a diferencia de la proteína en polvo de suero, la caseína se absorbe más lentamente, lo que la convierte en una opción interesante en contextos donde no se requiera de una absorción rápida de aminoácidos, siendo muy saciante.
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Proteína animal de otras fuentes: además de la leche, la proteína en polvo puede provenir de fuentes como la carne, aunque no es lo más frecuente.
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Proteína vegetal: Se obtiene principalmente de fuentes como la soja, el guisante, el cáñamo o el arroz.
La proteína en polvo es un suplemento alimenticio muy popular entre los deportistas y aquellas personas que buscan una fuente adicional de proteínas para complementar su dieta. Es fácil de usar, versátil y puede adaptarse a diferentes necesidades y estilos de vida.
Tipos de Proteína en Polvo
Existen varios tipos de proteínas en polvo, cada una con sus propios beneficios y características. Aquí te presento una tabla resumen para que puedas entenderlos mejor:
A la hora de elegir el tipo de proteína en polvo, además de las preferencias individuales, objetivos y necesidades, también se debe tener en cuenta la forma en la que se extrae la proteína. Por ello encontramos:
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Proteína en polvo hidrolizada: viene extraída a partir de un proceso de hidrólisis, en donde las proteínas se descomponen en fragmentos más pequeños, haciéndolas más digeribles y fáciles de absorber.
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Proteína en polvo aislada (isolada): podemos decir que es proteína casi pura, con la mayoría de las grasas y carbohidratos propios de la leche eliminados.
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Proteína en polvo concentrada: presenta proteínas en un nivel menor de pureza que las anteriores, por lo que puede contener cierta cantidad grasa y carbohidratos. En personas que sufran intolerancia a la lactosa, no sería recomendable.
Beneficios
La proteína en polvo es más que un simple suplemento. Aquí te presento algunos de los beneficios que puedes obtener al incorporarla a tu dieta:
Ayuda a la recuperación muscular
Después de un entrenamiento intenso, tus músculos necesitan recuperarse. Ahí es donde entra la proteína en polvo. Esta proporciona los aminoácidos necesarios para reparar y fortalecer las fibras musculares.
Contribuye al crecimiento muscular
Si estás buscando ganar masa muscular, la proteína en polvo puede ser tu mejor aliada. Consumir suficiente proteína es esencial para el crecimiento muscular, y este suplemento es una forma práctica y efectiva de alcanzar tus objetivos.
Control del apetito
¿Estás tratando de perder peso o mantener tus hábitos alimenticios bajo control? La proteína en polvo puede ayudarte. Al ser rica en proteínas, te mantiene saciado durante más tiempo, lo que puede ayudarte a controlar tu apetito y evitar los atracones.
Usos de la proteína en polvo
Perder grasa
La hipótesis del apalancamiento proteico sugiere que un desequilibrio en la ingesta de proteínas y otros nutrientes puede llevar a la sobrealimentación y al aumento de la ingesta de energía, desempeñando un papel importante en el desarrollo de la obesidad.
Investigaciones han demostrado que un bajo aporte de proteínas en la dieta puede conducir a un exceso de ingesta calórica compensatoria con carbohidratos y grasas, lo que no se observa de forma contraria.
Estudios en humanos y ratas respaldan esta teoría, mostrando que una ingesta baja de proteínas puede estar relacionada con un mayor riesgo de obesidad y trastornos metabólicos.
Considerando que el consumo de proteínas contribuyen a saciar el apetito, aumentar el gasto de energía mediante la termogénesis inducida por la comida, y favorece el mantenimiento de masa muscular, es importante tener en cuenta que las dietas con un aporte alto de proteínas son una estrategia efectiva en el tratamiento de la obesidad.
Menopausia
A partir de la menopausia, las mujeres experimentan una serie de cambios hormonales y fisiológicos relacionados con un aumento de grasa corporal, una disminución de la masa muscular (sarcopenia) y un mayor riesgo de enfermedades como la osteoporosis, fracturas y caídas, además de patologías cardiovasculares.
Estos cambios son resultado de la disminución de estrógenos y pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de las mujeres.
Las mujeres en menopausia son más susceptibles debido a niveles más bajos de masa muscular y menor ingesta proteica en su dieta, así como cambios hormonales mencionados antes.
En términos generales, las mujeres tienden a experimentar una subida significativa de peso de alrededor de 2 a 3 kg durante la transición a la menopausia.
Este aumento de peso, especialmente en la zona abdominal (grasa visceral), está además asociado con síntomas más intensos de sofocos, sudores nocturnos y problemas de insomnio.
Es importante destacar que, aunque algunas mujeres pueden no experimentar un aumento en la báscula, sí tienen lugar cambios en la composición corporal.
Dietas
La proteína en polvo es fácil de incorporar en el día a día. Como hemos mencionado, más que un suplemento, debería considerarse alimento y consumirse como tal.
No pasa nada por hacerlo a diario. Es como si se consumiese a diario cualquier otra fuente proteica.
En cuanto al modo de consumo, debemos pensar más allá del clásico batido en donde la proteína en polvo se mezcla con agua, leche o bebida vegetal.