Mitos de la dieta vegana en los niños

De acuerdo a la Academia Estadounidense de Nutrición y Dietética, una alimentación a base de plantas es saludable, nutricionalmente adecuada, y puede proporcionar beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades.

Esta alimentación es apropiada para todas las etapas de la vida, incluidos el embarazo, la lactancia, la infancia, la adolescencia y la edad adulta.

Gisela Pitura, escritora y educadora magíster en nutrición, referente en alimentación basada en plantas en Latinoamérica y terapeuta de cuerpo, mente y alma con un enfoque naturista y holístico, destaca que “lo importante en todas las etapas de la vida es incorporar los nutrientes que necesitamos para cubrir los requerimientos, luego cada uno elige de dónde consumir dichos nutrientes. Es necesario derribar el mito de que para tener un embarazo o bebé saludables hay que consumir productos animales. Eso no es verdad, es más, hay más riesgos de contraer enfermedades consumiendo carne mal cocida, por ejemplo”.

Cuando pensamos en una dieta consideramos que, cualquiera sea la que elijamos, debe estar cuidadosamente planificada para garantizar una nutrición correcta; y esto es aún más importante cuando es para quienes están atravesando la niñez, ya que es una etapa en la que se tienen necesidades nutricionales específicas, diferentes a las de la adultez. Sin embargo, no solo los niños y niñas pueden obtener fácilmente todas sus necesidades de una dieta vegana, sino que los estudios también han demostrado que quienes se crían con una alimentación a base de plantas tienen un riesgo reducido de enfermedades cardíacas, cáncer, obesidad, diabetes tipo 2 y otras afecciones.

Etapa por etapa: alimentación a base de plantas desde bebés hasta adolescentes

Las necesidades nutricionales de los bebés se satisfacen de la mejor manera con la leche materna, lo que ayuda a desarrollar inmunidad. Si no es posible amamantar, existen fórmulas veganas a base de soja para recién nacidos que se pueden incorporar. Cuanto más tiempo consuman la leche materna, mejor. Los bebés no necesitan consumir leche de vaca.

Alrededor de los 6 meses, y en adelante, se pueden comenzar a incluir otros alimentos a base de plantas como verduras (papas, zanahorias y chícharos bien cocidos y machacados) y frutas como puré de plátano, aguacate, durazno o manzana. A partir de los 8 meses, algunos bebés pueden comer galletas saladas, pan, cereales secos y alimentos ricos en proteínas, como tofu o frijoles bien cocidos y molidos.

Los niños y niñas criados con alimentación a base de plantas tienen un riesgo reducido de diversas enfermedad como cardíacas, cáncer, diabetes y otras afecciones, tal como indica el reporte de Physicians Committee for Responsible Medicine. Por su parte, a aquellos adolescentes que siguen una dieta vegana les resulta fácil mantener un peso saludable. También tienen menos problemas con el acné, las alergias y los problemas gastrointestinales que sus compañeros que comen productos de origen animal.

¿Por dónde empezar?

Hoy en día buscar recetas y alimentos es muy fácil por internet. En muchas webs no sólo explican los ingredientes y pasos necesarios para hacer – casi todo lo que quieras – en su versión vegana; además incluyen alternativas para que sean libres de gluten y azúcar, y diversos reemplazos de vegetales para cada país.

Por ejemplo, para el momento del desayuno, se pueden hacer galletas variadas, muffins de chocolate, waffles veganos o smoothies en pocos minutos y con ingredientes simples.

Para el almuerzo, hay opciones de hamburguesas veganas hechas con lentejas, portobellos, frijoles, garbanzos, entre otros, y hasta opciones para hacer pan vegano y el aderezo. Incluso hay recetas de nachos veganos o licuados hecho en casa a base de plantas.
¡Anímate al cambio!

Hay padres y madres que crían hijos e hijas veganos, sanos y felices. Una visita a un nutricionista también puede ayudar a planificar una dieta equilibrada, que asegure que toda la familia obtenga lo que necesita. A medida que crezcan, serán libres de tomar sus propias decisiones sobre lo que comen y cómo viven.

El objetivo es crear conciencia sobre cómo la explotación y el consumo de animales afectan de forma negativa al medio ambiente y a la sociedad. En todo el mundo, las personas están cambiando sus vidas con una dieta basada en plantas y lo logran transformando su mentalidad de indiferencia a una de conciencia y compasión.