
El doctor John Scharffenberg, médico y nutricionista de 102 años, formado en Harvard y residente de Loma Linda (California), una de las denominadas “zonas azules” con alta concentración de centenarios, ha ofrecido una perspectiva contundente sobre el consumo de carne. Tras toda una vida dedicada al estudio de la longevidad, asegura que “si te falta hierro, no tomes carne, aumenta el riesgo de cáncer”.
El hierro hemo, factor silencioso de enfermedad
Scharffenberg explica que el tipo de hierro presente en la carne roja y vísceras, el llamado hierro hemo, se absorbe con mayor facilidad en el organismo. Este hierro, unido a la hemoglobina, evade los mecanismos de regulación natural, lo que puede generar estrés oxidativo y dañar células, tejidos y ADN. Según el médico, estudios demuestran que las personas con altos niveles de hierro hemo presentan más incidencia de cáncer de colon, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Carencia de hierro no justifica consumo de carne
Aunque se ha promovido el uso de la carne como solución a la anemia por su hierro biodisponible, Scharffenberg considera que esta práctica conlleva riesgos superiores a sus beneficios. “Algunos médicos recetan carne si es magra… pero no deberían hacerlo”, afirmó. Según su criterio, esta estrategia puede incrementar la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas.
Un estilo de vida basado en plantas y ejercicio
El doctor centenario adopta una dieta predominantemente vegetariana desde hace décadas. Come solo dos veces al día, elimina la cena y evita ultraprocesados. Adicionalmente, hace hincapié en que el ejercicio es clave para la longevidad: incluso las personas con sobrepeso que mantienen actividad diaria pueden vivir más que quienes son delgados pero sedentarios.
Aval científico detrás de la advertencia
Las opiniones de Scharffenberg no se basan únicamente en su experiencia: en 2015, la OMS clasificó la carne procesada como carcinógeno grupo 1 y la carne roja como probable carcinógeno grupo 2A. Un metaanálisis en The Lancet Oncology, con más de 800 estudios, indicó que el consumo diario de 50 g de carne procesada incrementa en un 18 % el riesgo de cáncer colorrectal, debido a compuestos como hierro hemo, nitritos o sustancias generadas al cocinar a altas temperaturas.
Recomendaciones equilibradas
Scharffenberg aboga por moderar o evitar la carne dentro de una dieta diversificada, rica en frutas, verduras, legumbres y granos integrales, adaptada según cada persona. Además, destaca la necesidad de incluir nutrición en la formación médica, ya que muchos médicos no reciben suficiente instrucción en este campo: “tenemos que ofrecerles una buena asignatura en la universidad”.
Conclusión
El testimonio de un médico centenario como Scharffenberg aporta un enfoque práctico y vivo a las recomendaciones nutricionales respaldadas por la evidencia científica. Su advertencia sobre el hierro hemo en la carne roja no busca demonizarla, sino impulsar una reflexión informada: reducir su consumo puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas graves. Combinado con una alimentación vegetal, ejercicio y hábitos saludables, el doctor presenta un modelo de longevidad que pisa sobre bases sólidas.