Los lunares son crecimientos sobre la piel, se producen cuando las células productoras de pigmento de la piel, llamadas melanocitos, crecen en grupos, los lunares son muy comunes. La mayoría de las personas tiene entre 10 y 40 lunares; una persona puede desarrollar nuevos lunares hasta los 40 años aproximadamente y suelen ir desapareciendo a medida que envejecemos.
Los lunares suelen desarrollarse durante la infancia o la adolescencia, y los ya existentes suelen expandirse (en proporción al crecimiento del cuerpo) y oscurecerse, en algunos casos, siguen desarrollándose durante toda la vida y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, además responden a los cambios en los niveles hormonales en las mujeres y pueden oscurecerse durante el embarazo. Una vez formados, permanecen durante toda la vida y se pigmentan menos y abultan más con el tiempo se vuelven más carnosos; en personas de tez clara, se producen con más frecuencia en las zonas de la piel expuestas al sol.
¿CÓMO SABER SI SON BUENOS O NO?
Por lo general, se reconocen fácilmente debido a su aspecto característico, son simétricos y redondos u ovalados, con bordes regulares, no pican ni duelen y no son un tipo de cáncer, sin embargo, a veces los lunares pueden convertirse en un melanoma o parecerse a él; de hecho, muchos melanomas comienzan en los lunares. Un lunar o nuevo que tenga un aspecto sospechoso se debe extraer y examinar al microscopio (biopsia).
Los siguientes cambios en un lunar son signos de alarma de melanoma, conocidos como el ABCDE del melanoma:
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Asimetría: Apariencia asimétrica, es decir, una mitad no parece igual que la otra.
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Bordes: Bordes irregulares, es decir, bordes borrosos o dentados, que no están bien definidos ni son lisos.
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Color: Cambios de color en el interior del lunar, colores inusuales, o color significativamente distinto o más oscuro que en otros lunares del cuerpo.
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Diámetro: Más de 6 mm de ancho, más o menos el tamaño de la mayoría de las gomas de borrar de los lápices.
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Evolución: Un lunar nuevo en alguien mayor de 30 años o un lunar que cambia de aspecto.
Si un lunar ocasiona dolor, pica, sangra, produce piel seca o si tiene cualquier signo que advierta de melanoma, se debe realizar una biopsia. Si el lunar resulta ser canceroso, es posible que se necesite una segunda operación para extirpar la piel que lo rodea.
TRATAMIENTO DE LOS LUNARES
La mayoría de los lunares son inocuos y no hace falta que sean extirpados quirúrgicamente, según su aspecto y localización, algunos lunares son valorados positivamente desde el punto de vista estético.
Los lunares normales que resultan poco atractivos o están localizados en zonas donde las prendas de vestir los irritan pueden ser extirpados con un bisturí y anestesia local.
