Se acercan dos fechas en que las compras impulsivas suelen ser comunes, el Buen Fin y las festividades navideñas, por ello, es crucial que los consumidores utilicen su aguinaldo de manera consciente, que prioricen sus necesidades y, sobre todo, que busquen un equilibrio entre disfrutar de los beneficios inmediatos y asegurar su bienestar financiero a largo plazo.
“Es importante que los consumidores entiendan que el dinero no es solo una herramienta de intercambio, sino un recurso que puede proporcionar estabilidad a largo plazo, siendo este un primer paso para lograr una relación saludable con sus finanzas”, destacó Omar Vega Salgado, experto en materia fiscal y fundador de Accounthink.
De acuerdo con la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO SERVYTUR) se espera que durante la realización del Buen Fin haya una derrama económica de $165.5 mmdp. Mientras que un estudio realizado por YouGov, señala que el 61.7% de los mexicanos planea adelantar sus compras navideñas este Buen Fin, y un 64.3% considera aprovechar el pago a plazos para maximizar sus compras.
Esta cascada de ofertas que se ofrecen a los consumidores y que parece no tener límite, ya que se reciben propuestas para gastar el aguinaldo o el dinero que se ganará durante el próximo año, a través de promociones a meses sin intereses, muchas veces provoca que las compras sean impulsadas por las emociones y no por la razón o lógica.
Las finanzas y las emociones
Cuando las personas toman la decisión de comprar, su elección no siempre es de manera racional, ya que las emociones juegan un papel fundamental en la toma de decisiones de los consumidores. De hecho, numerosos estudios han demostrado que las emociones son más influyentes que la razón al momento de elegir un producto o servicio.
Finanzas conductales
A esto se le denomina finanzas conductuales, las cuales son una rama de la economía que estudia cómo las emociones influyen en las decisiones financieras y en la adquisición de mercancías, bienes o servicios.
Las emociones pueden tener una poderosa influencia sobre las decisiones financieras y de compra. La mayoría de las personas en algún momento de la vida han comprado un producto o servicio motivados por una emoción fuerte, ya sea de tristeza o de felicidad.
No obstante, muchas decisiones financieras son emocionales y pueden estar influidas por sentimientos como la ansiedad, vacíos, el miedo a la pérdida, el exceso de optimismo o un estado de sobreexcitación. Esos sesgos cognitivos nacen de necesidades, mismas que tienen perfectamente identificadas las empresas, por ello, el Love branding o Brand Loyalty.
Y para gestionar de manera efectiva las emociones, existen estrategias que se pueden emplear, tales como:
1. Autoconocimiento: Tomarse el tiempo para reflexionar sobre las emociones y cómo influyen en las decisiones financieras. Este es el primer paso hacia una mejor salud financiera, ya que permite tomar decisiones más conscientes y racionales.
En este mismo sentido, encontramos la inteligencia emocional, la cual permite ejercitar el autonocimiento. “No tomes decisiones permanentes, por emociones temporales”, resaltó Omar Vega.
2. Planificación financiera: Establecer metas financieras claras y desarrollar un plan financiero puede ayudar a mantener el enfoque en los objetivos a largo plazo, reduciendo la influencia de las emociones momentáneas.
3. Educación financiera: Informarse sobre los conceptos básicos de finanzas personales y entender los principios de inversión. De esa manera se tendrá una base sólida para tomar decisiones informadas y resistir la influencia de las emociones compulsivas.
4. Consultar con profesionales: En situaciones financieras complicadas o emocionalmente cargadas, buscar el asesoramiento de un profesional financiero puede proporcionar una perspectiva objetiva y ayudará a tomar decisiones basadas en datos y análisis en lugar de emociones.