La histórica elección judicial celebrada el 1 de junio de 2025 en México, que por primera vez permitió a la ciudadanía votar directamente por jueces, magistrados y ministros, estuvo marcada por una participación ciudadana notoriamente baja y una serie de complicaciones logísticas en la instalación de casillas, especialmente en diversas zonas de la Ciudad de México.
Desde las primeras horas del día, colonias como Popular Santa Teresa y Pedregal de San Nicolás, ubicadas en la alcaldía Tlalpan, reportaron retrasos considerables en la apertura de casillas. En muchos casos, esto se debió a la ausencia de los funcionarios designados para su operación. Algunas casillas ni siquiera fueron instaladas, lo que generó confusión y molestia entre los votantes que acudieron con la intención de ejercer su derecho al voto.
La escasa asistencia fue evidente. En varios puntos de la ciudad, las filas para votar eran prácticamente inexistentes. Testimonios recogidos por medios locales indicaron que, en algunas sedes, solo una persona se presentó a votar en más de una hora. Las urnas lucían vacías, y la imagen de casillas desiertas se replicó en distintas zonas urbanas.
Durante la jornada, también se reportaron votantes que ingresaron con «acordeones», es decir, listas previamente elaboradas para recordar por quién votar, dadas las dimensiones inéditas de la boleta y la complejidad del proceso. La consejera presidenta del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), Patricia Avendaño, reconoció esta práctica como una muestra del esfuerzo ciudadano por adaptarse a la novedosa mecánica electoral.
Por su parte, el Instituto Nacional Electoral (INE) informó que, debido a la extensión y dificultad técnica del proceso —donde se elegían más de 1,600 cargos en todo el país—, el conteo de los votos no se realizaría en las casillas como es habitual, sino en las juntas distritales, lo que generó dudas sobre la transparencia y confiabilidad del escrutinio entre algunos sectores de la ciudadanía.
Analistas políticos y expertos en procesos electorales señalaron que esta elección, aunque innovadora en su planteamiento democrático, dejó ver la urgente necesidad de fortalecer la capacitación de los funcionarios de casilla y de reforzar campañas de concientización que motiven una participación más activa de la población en procesos comiciales de esta magnitud.
La elección judicial, concebida como un paso hacia una mayor democratización del sistema de justicia, enfrentó en esta primera edición retos considerables que servirán de lección para futuros ejercicios similares. Mientras tanto, la baja afluencia y la falta de organización en algunas regiones plantean serios cuestionamientos sobre la viabilidad de implementar procesos tan complejos sin un andamiaje institucional más robusto.
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