
La Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) acusa a la compañía Meta de comprar el servicio de mensajería WhatsApp y la plataforma de fotos Instagram para proteger ilegalmente su posición de monopolio. Por ello exige consecuencias, incluida la anulación de estas adquisiciones.
La FTC ha actuado tradicionalmente de forma independiente y ha estado integrada por representantes de los dos principales partidos políticos estadounidenses. Pero con el regreso al poder del presidente Donald Trump en Estados Unidos, se ha puesto fin a su bipartidismo tras la destitución de los dos comisionados que pertenecen a las filas demócratas. Su objetivo: el control total de este organismo.
Meta niega categóricamente las acusaciones y apunta a la durísima competencia con otras plataformas como Tiktok. Se espera que el jefe de Meta, Mark Zuckerberg, comparezca como testigo durante el juicio.
Mark Zuckerberg testifica en proceso contra Meta por la compra de Instagram y WhatsApp
El juicio contra Meta comenzó el lunes en Washington y su propietario, Mark Zuckerberg, subió al estrado en el primer día de este proceso que si el gigante de las redes sociales pierde podría verse forzado a separarse de Instagram y WhatsApp.
La autoridad estadounidense de defensa de la competencia, la FTC, presentó una demanda en 2020 en la que acusa a Meta (entonces Facebook) de haber comprado la red social Instagram y el servicio de mensajería WhatsApp para “eliminar las amenazas a su monopolio”.
El multimillonario fue llamado al estrado en primer lugar. Deberá intentar demostrar que los dos servicios sólo se han convertido en aplicaciones imprescindibles gracias a las inversiones de su grupo.
“Decidieron que la competencia es demasiado dura y que sería más fácil comprar a sus rivales que competir con ellos”, dijo Daniel Matheson, abogado de la FTC, en el discurso de apertura del juicio.
El abogado de Meta, Mark Hansen, replicó en su alegato inicial que “las adquisiciones para mejorar y hacer crecer una empresa adquirida” no son ilegales en Estados Unidos y eso es lo que hizo entonces Facebook
El juicio será dirigido y decidido por el juez James Boasberg, que también preside un caso de gran repercusión relacionado con las órdenes de la Casa Blanca de deportar a venezolanos sin audiencia bajo una ley de tiempos de guerra.
Como parte de sus esfuerzos para frenar un juicio, Zuckerberg realizó aportes financieros al fondo para la investidura de Trump -que asumió el 20 de enero-, nombró a aliados republicanos en puestos importantes en Meta y flexibilizó las normas de moderación de contenidos.
La demanda contra Meta representa una de las cinco mayores acciones legales contra los gigantes tecnológicos en Estados Unidos.
A lo largo de ocho semanas de proceso, la FTC debe probar que Meta abusó de su posición dominante para comprar Instagram en 2012 por 1.000 millones de dólares y WhatsApp por 19.000 millones en 2014.
Para la FTC, “durante más de una década, Meta mantuvo en Estados Unidos un monopolio en los servicios de redes sociales”, que permiten a las personas estar en contacto con sus familias y amistades.
¿Son Trump y Zuckerberg lo suficientemente cercanos?
El fundador y consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, se ha acercado visiblemente a Trump en los últimos meses, y además tuvo una presencia destacada en su toma de posesión del pasado mes de enero.
Desde entonces, el dueño de Meta ha relajado las normas para los contenidos en sus plataformas y ha puesto fin a los ‘fact-checks’ o verificación de hechos en EE. UU. Además, la compañía llegó a un acuerdo con Trump para el pago de 25 millones de dólares en compensación por el bloqueo de sus cuentas en redes tras el asalto al Capitolio en Washington por parte de sus partidarios en enero de 2021.
El juicio, que comienza este lunes 14 de abril, encierra además una interesante matiz: la Administración liderada por Trump también está lidiando con el juez Boasberg en otros casos. Por ejemplo, en la disputa por la polémica deportación de presuntos criminales de bandas a El Salvador. Trump ya ha calificado a este juez como un «lunático radical de izquierdas».
Podrían pasar varios años antes de que el caso se resuelva definitivamente. Y los observadores consideran que es muy probable que, independientemente del resultado del juicio, al menos una de las partes recurra.