La demencia senil es un síndrome, tal y como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS), que implica un deterioro tanto cognitivo como físico y funcional.
Se puede considerar un síndrome crónico o evolutivo que conlleva una pérdida de capacidades de forma progresiva. No tiene que ir ligado con el envejecimiento. O sea, no por envejecer vamos a padecer una demencia.
Como proceso evolutivo, los expertos definen varias fases de la demencia. En este artículo hablaremos de dichas fases, sus síntomas y la manera de poder tratarlos.
Aunque la demencia generalmente implica pérdida de la memoria, hay varias causas de la pérdida de memoria. El hecho de padecer pérdida de memoria no significa que tengas demencia, aunque a menudo es uno de los primeros signos de la afección.
La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia progresiva en adultos mayores, pero también existen otras causas de demencia. Según la causa, algunos síntomas de demencia pueden ser reversibles.
Síntomas de la demencia senil
Los síntomas de la demencia varían según la causa, pero los signos y síntomas frecuentes son los siguientes:
Cambios cognitivos
- Pérdida de la memoria, que generalmente es notada por otra persona
- Dificultad para comunicarse o encontrar palabras
- Dificultad con las habilidades visuales y espaciales, como perderse mientras se conduce
- Dificultad para razonar o para resolver problemas
- Dificultad para manejar tareas complejas
- Dificultad para planificar y organizar
- Dificultad con la coordinación y las funciones motoras
- Confusión y desorientación
Cambios psicológicos
- Cambios en la personalidad
- Depresión
- ansiedad
- Comportamiento inapropiado
- Paranoia
- Agitación
- Alucinaciones
Causas
La demencia es causada por el daño o la pérdida de las células nerviosas y sus conexiones en el cerebro. En función del área del cerebro dañada, la demencia puede tener un impacto diferente en las personas y provocar diferentes síntomas.
Las demencias a menudo se agrupan por lo que tienen en común, como la proteína o proteínas depositadas en el cerebro o la parte del cerebro que se ve afectada. Algunas enfermedades se parecen a las demencias, como las que se producen por una reacción a medicamentos o deficiencias vitamínicas, y podrían mejorar con el tratamiento.
Las 7 fases de la demencia senil
Como proceso evolutivo, la demencia se caracteriza por diversas fases de evolución.
No existe un tiempo definido concreto para pasar de una fase a otra, debido a que son muchos los factores que influyen en la evolución de la enfermedad, como por ejemplo el estado de salud, la soledad, el nivel socioeconómico, etc.
Veamos, pues cuáles son las fases que por las que evoluciona una persona que sufre una demencia.
Ausencia de deterioro cognitivo
Esta es la primera fase, y la mayoría de las personas mayores se encuentran en ella: la fase inicial dónde no hay signos evidentes de demencia.
De hecho, esta fase se podría juntar con la próxima, pues no tienen signos de deterioro cognitivo relacionado con afectación del cerebro. O sea, pérdida de memoria clara.
Déficit de memoria asociados a la edad
Las alteraciones motrices son síntomas también de la demencia. Son déficits asociados a la edad, propios del envejecimiento orgánico.
Puntuales, específicamente de nombres de lugares o personas, y relacionados con la memoria reciente. Nada atribuibles a un proceso patológico de demencia. Ahora bien, es una fase que requiere de una buena observación y, sobre todo, de realizar una buena prevención, con una alta gama de estímulos diferentes para el anciano.
Deterioro cognitivo leve
Las personas mayores que se encuentran en esta fase presentan signos notables de deterioro de la memoria y de las actividades de la vida diaria. Aparecen desorientaciones leves, olvidos frecuentes, etc.
Estos déficits son más marcados que por la edad tocaría. Son personas que les cuesta orientarse, retener información y mantener la atención.
No podemos hablar propiamente de demencia, pero sí que podemos afirmar que en esta fase hay un tanto por ciento muy elevado de padecerla.
Demencia leve o temprana
Estamos ante el inicio de la demencia senil como tal.
Aquí ya existen problemas graves, tanto de memoria como de funcionalidad, que provocan cambios sustantivos en la manera de ser de la persona anciana.
Si bien es posible que al inicio de esta etapa, la persona reconozca que algo le pasa, con el tiempo y a raíz de un mecanismo de defensa, empiezan a negar a la evidencia.
Aunque, cómo apuntábamos anteriormente, es difícil determinar un tiempo de evolución de las diferentes fases, la mayoría de los expertos mundiales están de acuerdo en afirmar que la cuarta fase suele durar unos dos años, aproximadamente.
Demencia moderada
Podríamos llamar a esta fase, cómo la fase intermedia.
Una fase donde el anciano empieza a necesitar la ayuda de terceras personas, sobre todo en lo referente a las actividades de la vida diaria instrumentales, como llamar por teléfono, usar el dinero, etc.
Demencia moderadamente severa
La demencia sigue avanzando, y con ella aumenta la dependencia de la persona mayor.
Nos encontramos con situaciones en las que la persona precisa de una ayuda constante. Requiere atención de uno o más cuidadores, durante todo el día.
Además de las dificultades en la cognición y en la funcionalidad, aparecen cuadros de agitación y de trastornos de conducta, alteraciones en la deambulación, delirios.
Demencia severa o avanzada
Entramos en la última fase. En ella la persona anciana ha perdido las praxias motoras, las habilidades psicomotrices, la atención, etc.
La persona suele estar encamada, precisa de ayuda en todos los aspectos de su vida, y necesita una atención constante para orientarla en el espacio y el tiempo. Los expertos determinan que esta fase tiene una duración aproximada de dos años y medio.