Cultura Circular: Festivales como agentes de cambio en la agenda climática

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En un contexto global marcado por crisis ambientales cada vez más urgentes, el arte y la cultura han comenzado a ser reconocidos como herramientas poderosas para impulsar el cambio. En México, uno de los programas más ambiciosos en este sentido es Cultura Circular, una iniciativa del British Council que desde 2021 ha trabajado para transformar los festivales culturales en actores clave dentro de la agenda climática.

A la cabeza del proyecto está Isabel Gil, directora de cooperación cultural y educativa del British Council en México, a quien entrevistamos recientemente y explicó que el programa busca «impulsar festivales que desean hacer alianzas con el Reino Unido, brindarles apoyo económico y dotarlos de herramientas para tomar acciones concretas frente a la crisis climática».

“Los festivales a menudo no se ven como actores relevantes en la agenda climática, pero impactan a millones de personas en todo el mundo y tienen un potencial enorme para generar conciencia”, asegura Gil.

De la intención a la acción

Cultura Circular no sólo otorga financiamiento económico, sino que incluye capacitaciones, mentorías personalizadas y la posibilidad de colaborar con organizaciones británicas especializadas en sostenibilidad, como Julie’s Bicycle, reconocida por su trabajo en la industria creativa.

Uno de los principales obstáculos identificados es la falta de conocimiento en sostenibilidad dentro de los equipos de producción de festivales. «Muchos están interesados, están sensibilizados, pero no saben por dónde empezar», dice Gil. «Otros no cuentan con los recursos ni el tiempo para invertir en este tipo de acciones, por eso el programa busca atender esos tres grandes desafíos: conocimiento, herramientas y financiamiento».

Desde 2021, el programa ha apoyado a más de 27 festivales en México, de distintas disciplinas y tamaños. Algunos han recibido apoyo durante años consecutivos, como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en Guadalajara.

Casos de éxito: del Cervantino a los festivales emergentes

Uno de los ejemplos más emblemáticos es el Festival Internacional Cervantino, que gracias al programa decidió eliminar su tradicional espectáculo de fuegos artificiales —considerado altamente contaminante— y reemplazarlo por una presentación con drones y luces.

«El impacto ambiental de los fuegos artificiales es brutal. Cambiarlo por drones fue una decisión significativa, que marca un precedente para otros festivales», cuenta Gil.

Pero el cambio no se limitó a lo visual. El Cervantino, en colaboración con el centro de ciencias Explora, también impulsó capacitaciones impartidas por la Universidad de Napier y la consultoría británica A Greener Future. Estas formaciones involucraron no sólo al equipo del festival, sino a actores clave de la comunidad como hoteles, restaurantes y autoridades locales, generando un impacto sistémico que perdura más allá del evento.

«Al capacitar a sectores como la restaurantería y la hotelería en prácticas sostenibles, el festival deja una huella positiva más amplia. Por ejemplo, algunos restaurantes empezaron a incluir menús con productos locales o más opciones vegetarianas, y los hoteles implementaron mejoras en el uso del agua», detalla Gil.

Este tipo de impacto colateral es uno de los mayores logros de Cultura Circular: el aprendizaje y la transformación no se quedan en el festival, sino que se extienden a toda la comunidad que lo rodea.

Más allá de la programación: el nuevo rol de los festivales

En palabras de Isabel Gil, los festivales deben entender que su propuesta de valor ya no puede depender exclusivamente del talento artístico o de la programación.

«Los públicos están cambiando. Hoy en día, quienes asisten a eventos culturales valoran también el compromiso social y ambiental. No incluir eso en la oferta es quedarse atrás», enfatiza.

En ese sentido, el programa no sólo busca preparar a los festivales para operar de forma más sostenible, sino también fortalecer su atractivo ante nuevas audiencias y patrocinadores .

“Incluir la sostenibilidad dentro de la propuesta de valor no sólo es una necesidad ética, también es una estrategia para innovar, diferenciarse y mantenerse competitivo”, apunta Gil.

Y no se trata únicamente de grandes festivales. Cultura Circular ha trabajado con eventos de todas las escalas y regiones, desde la costa de Oaxaca hasta el norte del país, en disciplinas como música, cine, literatura y cultura comunitaria.

«Cada vez recibimos más solicitudes de festivales de todo tipo, lo que demuestra que hay interés auténtico. El reto ahora es que estas prácticas sostenibles se vuelvan la norma, no la excepción», comenta.

Cómo participar y qué esperar

Para aplicar al programa, los festivales deben contar con una alianza con alguna organización del Reino Unido, ya sea un artista, otro festival, una consultoría o una institución educativa. Esta colaboración puede enfocarse en la producción artística, en capacitación o en consultoría técnica en sostenibilidad.

«Nuestra capacidad de hacer vínculos directos es limitada, por eso alquilamos a los organizadores a que comiencen desde ahora a explorar posibles alianzas. A veces esas relaciones toman tiempo en construirse», recomienda Gil.

Además de presentar un proyecto sólido y con impacto en la agenda climática, los festivales deben comprometerse a reportar el uso de los recursos y el impacto de sus acciones, tanto en sus operaciones como en las audiencias alcanzadas.

Lo que sigue para Cultura Circular

Actualmente, el equipo del British Council está revisando las aplicaciones recibidas en la más reciente convocatoria, y en las próximas semanas se anunciarán los festivales seleccionados. Mientras tanto, se trabaja en una nueva etapa del programa.

“Hemos desarrollado un estudio de impacto junto con la organización POP para medir resultados, identificar áreas de oportunidad y replantear cómo podemos hacer que el programa sea más robusto”, explica Gil.

La meta es clara: ampliar el alcance del programa a través de nuevas alianzas estratégicas con institucionesa través de nuevas alianzas estratégicas con instituciones mexicanas e internacionales, que comparten la visión de utilizar la cultura como motor de cambio climático.

«Estamos en un contexto global complicado: conflictos, escasez de agua, olas de calor, pérdida de biodiversidad. Necesitamos respuestas colectivas, más rápidas y más innovadoras. Y la cultura tiene un papel fundamental que jugar en esa transformación», afirma.

Un llamado a la acción

Para Isabel Gil, el mensaje clave es claro: “Los festivales tienen el poder de transformar no solo lo que consumen o cómo operan, sino también la forma en la que las personas entienden su rol frente a la crisis climática”.

«El cambio también puede venir del público. Si las audiencias exigen sostenibilidad, los festivales deberán adaptarse. Y eso genera un círculo virtuoso de aprendizaje y transformación».

Cultura Circular es más que un programa de apoyo: es una estrategia de transformación colectiva , donde la cultura y el arte dejan de ser espectadores para convertirse en protagonistas del cambio.

Para más detalles de Cultura Circular: https://americas.britishcouncil.org/es/programas/cultura-circular

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