¿Cómo aprender a cocinar desde cero?

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Cómo aprender a cocinar desde cero
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¿Quieres aprender a cocinar de rechupete desde cero? Y llega el día en que decides aprender a cocinar. Comer es un acto de supervivencia y a pesar de que es más fácil llamar al delivery de turno, aprender a cocinar nos da mucho más que algo para llevarnos a la boca.

Si te estás independizando de quien cocinaba hasta hora (desde tu familia hasta tu ex) aquí empieza tu nuevo capítulo. Lo mismo va para quienes quieren sentir la satisfacción de hacer sus propias comidas. O por la razón que sea, vas a aprender algo nuevo y eso, por sí mismo, ¡ya merece toda una celebración!

Tu kit básico o fondo de armario para aprender a cocinar

  • Una olla o cazuela con tapa.
  • Una sartén. Lo mejor es tener 2 o 3 medidas, 18, 22 y 26 cm. sería una buena selección.
  • Una bandeja de horno o asadera.
    • Y empiezan las dudas… ¿de qué tamaño? ¿de qué material? Como dirían las abuelas: una mediana de cada una si vives solo. Grande, si son más de 3. Luego ampliarás tu batería de cocina con versiones más grandes y más pequeñas de cada una.
    • Si no consigues buenas de acero inoxidable, opta por las que tengan teflón o algún material antiadherente. Y que la base sea pesada.
    • Salvo que no quede más remedio, intenta comprar ollas y sartenes de buena calidad. Se te pegará menos la comida y podrás sacarle mucho más provecho. Y es posible hasta que te acompañen toda la vida.
    • Ojo, ten en cuenta qué tipo de fogones tienes. No todas son aptas para vitrocerámicas, inducción o fuego.
  • Un colador.
  • Un medidor de líquidos.
  • Tal vez no es el utensilio más básico, pero un kit de cucharas medidoras te ayudarán en las recetas que te dicen “una cucharadita”, “una cucharada”, etc.
  • tapers con tapa, si puedes, de varios tamaños. Pero no te desesperes. Empieza por aquellos que te sirvan para guardar una ración de comida. La tendencia es abandonar lo plástico y regresar a los tuper de vidrio termo-resistentes. Son más frágiles, eso sí.
    • Recuerda que hay muchos botes de legumbres y conserva de vidrio que utilizarás a lo largo de tu vida en la cocina. Así que no te agobies comprando miles y miles de tapers. En pocas semanas, tendrás suficientes recipientes de vidrio también para usar y reciclar.
  • Papel del horno.
  • Papel film.
  • Tabla de cortar.
    • Aquí conviene que aprendas algo muy básico: la contaminación cruzada. Lo mejor es tener una para carnes, otra para pescados, otra para verduras y otra para queso o pan. Respira. Hay kits de tres tablas de diferentes colores que puedes adquirir a muy buen precio.
    • ¿De qué material? Las de silicona flexible te ayudarán a verter los alimentos a las ollas y sartenes más fácilmente. Las que tengan un pequeño surco en su perímetro servirán para drenar los líquidos de carnes o pescados, por ejemplo.
    • ¿Tamaño? Las que te entre en tu cocina. Aunque las que son como una hoja A4, son muy cómodas.

Cómo aprender a cocinar desde cero

Utensilios de cocina

  • Un cuchillo afilado. Él será tu aliado. Y al contrario de lo que pudiera parecer, cuanto más afilado, más seguro será. Hay muchos tipos de filo y todos están pensados para una función específica. Ya tendrás tiempo de tener todo tipo de cuchillos. Pero empieza por una cuchilla mediana, que la sientas cómoda en tu mano.
  • Cucharón para servir sopa.
  • Una cuchara para revolver. Puede ser de madera, por ejemplo, aunque éstas absorben parte de todo lo que cocines. En cambio, las de plástico o silicona, te ayudarán a no rayar los fondos de tus cazos.
  • Una espumadera. Es esa cuchara redonda, normalmente, con perforaciones. Te servirá para manipular alimentos sólidos que estén en un líquido. Por ejemplo, en trozo de pollo de un caldo o verduras.
  • Un pelapapas, si no eres muy hábil pelando patatas con un cuchillo. Y lo vas a usar para muchas más cosas de las que piensas.
  • Una espátula o paleta como las que se usan para dar vuelta las hamburguesas. También la usarás tanto para voltear alimentos como para servir, por ejemplo, una lasagna o canelones.
  • Un batidor o batidora eléctrica.
  • De todos los aparatos de cocina, tal vez, el básico triturador /batidor eléctrico sea el más útil, por lo menos al principio.

¿Qué empezar a cocinar?

  • Algún filete a la plancha con patatas o zanahorias al vapor o cocidas, que luego puedes convertir en puré.
  • Vegetales, carnes o pescados al horno.
  • Arroz, pasta, cuscus.
  • Sopas de verduras (agua hirviendo y verduras troceadas hasta que estén bien blandas). Si las cuelas, tendrás un caldo de verdura que podrás cocinar con alguna pasta. Si dejas los vegetales dentro, puedes utilizar una trituradora para machacarlos por completo hasta que te queda una crema de verduras.
    • No te olvides de condimentar. Por regla general todo se condimenta mientras se cocina menos lo que hagas al vapor, que conviene echarle sal y aceite de oliva cuando estás sirviéndolo en el plato.
  • Salsa de tomate. La forma más simple, es abrir una lata de tomates triturados e ir condimentándola hasta que quede a tu gusto. La podrás usar con pasta o carnes.
    • También puedes hacerla casera. La más sencilla es colocar unos ajos picados y unos tomates cortados pequeños, sal y un chorrito de aceite de oliva. Fuego bajo a medio. En menos de 15 minutos los tomates habrán sacado todo su líquido y estarán totalmente cocinados El sabor es muchísimo más fresco y ligero que las salsas de lata. Puedes usarla para pastas, carnes -como el pollo a la plancha o hervido.
    • También puedes usarla al otro día sobre tu tostada del desayuno. Eso sí consérvala en el frigorífico tapada. Esta salsa básica será tu aliada para lasagna o para pizzas.
    • Coge confianza y colócale un poco de albahaca fresca para aromatizarla u orégano, que le va de maravillas.
  • Revueltos.
    • Lo más complicado de la tortilla es saber darla vuelta. La tortilla también puede ser complicada al principio, pero lo que no se te pueden resistir son unos huevos revueltos.
    • Cualquiera de los vegetales que hayas hecho al vapor o salteados o al horno, pueden rematarse con un huevo y un poco de queso.
  • Ensaladas. Hay vida más allá de la lechuga y el tomate con vinagre y aceite.
    • Prueba con hojas de espinaca, quesos pimientos de piquillo sal pimienta y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

Cómo aprender a cocinar desde cero

Consejos y recomendaciones para empezar a cocinar

  1. La práctica será tu aliada, no te desanimes si no te sale a la primera.
  2. Con los mismos ingredientes a cada persona le sale un sabor diferente. Que le salga bien a tu madre, no significa que a ti se salga calcado.
  3. A todos se nos ha quemado la comida, hemos comido pasta dura y hemos tirado lo cocinado por ser “incomible” y hemos cenado tostadas de la frustración. Aún así, la diferencia es que seguimos adelante.
  4. Empieza por recetas muy, muy básicas. Luego, como la ropa. Empieza por los básicos de la cocina y, cuando te sientas más seguro, podrás incluir preparaciones más complejas o con recetas más laboriosas.
  5. Los platos salados, suelen dar margen para la creación de versiones propias de las recetas que leas aquí, por ejemplo.
  6. Pero los dulces (masas, bizcochos, panes y galletas) son obras de equilibrio entre ingredientes. Sigue las instrucciones hasta que domines la técnica.
  7. Tomate tu tiempo para aprender sin presiones. Trata de incorporar un nuevo plato por semanas para ampliar tus habilidades y repite alguno o algunos de la semana anterior.
  8. Si estás solo o cocinas para ti o para dos personas, es raro que encuentres recetas individuales. Así que hazte con una buen dotación de tupers para llevar al trabajo o tirar de ellos cuando no te apetezca cocinar. El congelador será tu aliado.
  9. No te agobies comprando miles y miles de objetos, cacharros y robots de cocina. La verdad es que la mayoría se usan muy ocasionalmente. Con el kit básico que te mencionamos al principio tendrás un largo recorrido y podrás incorporar diferentes gadgets según tengas ganas y presupuesto.
  10. Cuando hagas masas, salvo que la receta indique lo contrario, todos los sólidos se mezclan juntos y a ellos les vas incorporando todos los ingredientes líquidos. Es más fácil que se integren mejor los elementos que si lo haces al revés.

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