El autoconocimiento es uno de los factores de protección con el que podemos aliarnos para desarrollar un sistema de sano de bienestar, contar con alta estabilidad emocional y, por supuesto, potenciando así la gestión de nuestra estabilidad emocional y relacional.
Nos puede parecer que conocernos es una tarea sencilla porque vivimos con nosotros desde que tenemos uso de razón, pero es más complejo de lo que parece, ya que tenemos cierta tendencia a “escucharnos” poco, a no conectar con nuestras verdaderas necesidades, cualidades, potencialidades, debilidades, personalidad, gustos…
Saber quiénes somos verdaderamente nos es ajeno, no nos entrenan o entrenamos para ello, vamos conformando quienes somos en muchas ocasiones por cómo otros nos perciben o nos etiquetan; esta fórmula de autoconocimiento (a través de las percepciones subjetivas de otros) no siempre es beneficiosa porque puede hacer que enmascaremos nuestros deseos, talentos, habilidades, cualidades… para ser y hacer lo que los demás esperan de nosotros y así poder encajar para ser aceptado/a o para no decepcionar a quienes forman parte de nuestro mundo relacional.
Por tanto, tener claves para el autoconocimiento hará que ganemos seguridad en nosotros, ya que no dependeremos totalmente del criterio o la evaluación externa, afianzando una autoestima basada en nuestras creencias, expectativas y deseos, sin limitaciones impuestas. Eso sí, nos tocará trabajar con nuestra propia forma de evaluación, para ello vamos a facilitar algunas pautas prácticas de autoconocimiento para que la autoexigencia y la crítica no sea la mediadora de nuestra evaluación.
Además, sabemos que a través del autoconocimiento podremos mejorar los procesos relacionales con nosotros mismos (cómo nos hablamos), así como con los demás (cómo es nuestra construcción social y afectiva), ya que nos permitirá identificar de una forma mucho más precisa nuestras necesidades, deseos, habilidades, competencias, dificultades… generando los cambios que para nosotros sean importantes en el logro de nuestra estabilidad y tranquilidad, permitiéndonos desarrollar claves comunicativas funcionales sobre nosotros mismos.
3 claves para la estabilidad emocional
1. Una de las primeras claves de desarrollo del autoconocimiento será construir o potenciar altos niveles de autoconsciencia; entendiendo esta como la capacidad para saber qué está pasando en nuestro mundo (qué pensamos, qué sentimos y qué hacemos). Nos permitirá adaptar nuestra capacidad atencional sobre nuestros propios estados en un ejercicio para “darnos cuenta”; generando consciencia autor reflexiva hacia nuestras propias experiencias.
La autoconsciencia implica reconocer los propios estados de ánimo, nuestros recursos, nuestros objetivos vitales, nuestros valores, nuestra estructura de personalidad, etcétera. Para llegar a nuestro objetivo de autoconsciencia y, por tanto, alcanzar el bienestar deseado, contamos con tres variables:
- Consciencia emocional: nos ayuda a identificar las emociones que nos acompañan, cuándo y cuáles aparecen y cómo actuamos ante las mismas.
- Autovaloración: nos permite conocernos poniendo en valor nuestros logros, marcarnos objetivos para su consecución y generar un sistema positivo relacional con nosotros mismos.
- Autoconfianza: saber cuáles son nuestras capacidades y poder potenciar aquellas que queremos que nos acompañen en nuestro desarrollo poniéndolas en valor en todo momento.
2. Desarrollar una estructura de análisis DAFO: el conocimiento es el primer paso para el desarrollo del crecimiento. Por tanto, identificar cuáles son nuestras debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades nos brinda una estructura para la mejora, facilitando así nuestro autoconocimiento.
- Debilidades
- Amenazas
- Fortalezas
- Oportunidades
3. Por último, veremos cómo y qué preguntarnos para adquirir claves para el autoconocimiento. Para adquirir autoconocimiento debemos conseguir las respuestas adecuadas, por tanto, debemos contar con las preguntas adecuadas. Un buen ejercicio es alejarnos de los “por qué”, y desarrollar los “para qué”.
Conocer la funcionalidad de nuestra toma de decisiones nos permitirá evaluar si aquello que pensamos y hacemos se ajusta a nuestras verdaderas necesidades; nos permite conectar con nosotros con un filtro mucho más adaptativo y amable para con nosotros; haciendo que la consecución de nuestros objetivos y metas sea más coherente con nuestra estructura y deseos.
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