
Café Chairel, dirigido por el cineasta tampiqueño Fernando Barreda Luna, se presentó en la 40ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, compitiendo por el prestigioso Premio Mezcal. La cinta, filmada en locaciones locales del sur de Tamaulipas, ha llamado la atención por su delicada exploración de las “soledades” de dos personajes y por mostrar una versión renovada de Tampico.
Una historia anclada en la nostalgia y la cotidianidad
La trama gira en torno a Alfonso (Mauricio Isaac) y Katia (Tessa Ía), dos personas sumidas en el duelo y la rutina, que encuentran refugio cada tarde en un pequeño café. Lejos de romances convencionales, la película apuesta por una relación afectiva compleja, sin resolver totalmente sus heridas pero construyendo una conexión basada en la compañía mutua.
Raíces tamaulipecas y estética local
El hogar-café donde ocurre gran parte de la historia es una vieja casa de los años 20 en Tampico, restaurada para la filmación. El espacio evoca la era del auge petrolero y la presencia europea en la región; su decadencia y ambiente húmedo representan simbólicamente el estado emocional de los personajes.
Un proceso creativo que ejemplifica raíz y colaboración
Barreda Luna desarrolló el guion durante ocho años, junto al cineasta japonés Atsushi Fujii —con quien mantiene amistad desde 2012—, logrando un equilibrio entre influencias narrativas y el sabor local. El guion, el arte y la dirección trabajan en conjunto para dar vida a personajes y escenario, aportando espontaneidad y autenticidad.
El valor de un cine diferente en Guadalajara
La inclusión de Café Chairel en la Sala Guillermo del Toro y su participación en la competencia de Premio Mezcal destacan una apuesta por narrativas intimistas y regionales. Para Barreda Luna, presentar la cinta en Guadalajara permite “interactuar con la audiencia, ver la reacción emocional y recuperar esa experiencia colectiva que el cine en streaming no ofrece”.
Actuaciones y dirección de arte
Mauricio Isaac y Tessa Ía entregan una química sutil y creíble, que realza el diálogo silencioso entre carencias afectivas y mutua protección. El equipo de arte, liderado por Santos Moncayo, reforzó la atmósfera nostálgica, utilizando las texturas y paredes deterioradas de la casa como elemento narrativo.
Un Tampico que se muestra sin clichés
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Café Chairel* rompe con la imagen estigmatizada de violencia asociada al México norteño, construyendo un Tampico “emotivo, nostálgico, lleno de historia invisible” .
Barreda Luna señala la intención de retratar rincones poco explorados, “donde vivimos recuerdos, historias, emociones que muchas veces no salen en medios o cine comercial”.
Importancia del FICG y visibilidad del cine regional
El Festival de Guadalajara, uno de los más importantes de América Latina, otorga una plataforma clave para películas regionales como esta. La competencia por el Premio Mezcal permite a Café Chairel acceder a redes de distribución, crítica especializada y visibilidad internacional.
Retos y oportunidades para el cine tamaulipeco
La producción muestra que es posible filmar en ciudad natal con talento local —director, actores y equipo técnico— pese a la limitada infraestructura. Sin embargo, los desafíos incluyen mayor financiamiento, profesionalización y redes de apoyo regional. El impulso de festivales y estímulos fiscales (como Eficine) resulta vital.
Perspectiva nacional e internacional
Cineastas como Barreda Luna prueban que las historias íntimas y locales pueden resonar más allá de su origen. La apuesta “sin política” y centrada en lo humano puede funcionar como alternativa fresca y global dentro del panorama del cine mexicano contemporáneo .
En resúmen
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Café Chairel emerge como una obra cinematográfica que combina autenticidad, calidad artística y una mirada amorosa a lo cotidiano.
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Su participación en el FICG representa un paso importante para la visibilidad del cine producido fuera de los grandes centros.
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Si resulta merecedora del Premio Mezcal, podría abrir nuevas puertas para los cineastas de provincia.
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La cinta confirma que, en el cine mexicano, la belleza reside también en lo pequeño, lo íntimo, lo regional.