Hay un aroma que nos recuerda el tiempo de recordar a los seres queridos que ya se fueron, y le pertenece a la flor de cempasúchil que, además de su característico olor, adorna con su color los caminos y altares.
Sin duda, los festejos de Día de muertos no serían los mismos sin la flor de cempasúchil. Bella, aromática y mística, es originaria de nuestro país y además de decorativa, es utilizada como remedio medicinal gracias a sus diversas propiedades curativas.
Aquí te compartimos los beneficios de la flor de cempasúchil y cómo puedes aprovecharlos al máximo.
Beneficios de la cempasúchil para la salud
- En primer lugar, alivia problemas gastrointestinales: se recomienda para el dolor de estómago, parásitos intestinales, empacho, diarrea, indigestión, cólicos, expulsar gases y vómito.
- Además, es buena para el dolor: es efectiva para controlar el dolor de muelas y diversos cólicos.
- También trata infecciones respiratorias: funciona para el tratamiento contra la tos, fiebre, gripe y bronquitis.
- Finalmente, otros malestares y/o padecimientos: recomendada para las personas con afecciones hepáticas. De igual forma, se recomienda para cólicos menstruales y baños posparto.
Curiosidades de la flor de cempasúchil
Cempoalxóchitl: la flor de 20 hojas
El cempasúchil es una flor endémica de México y Centroamérica y debido a que su color que era comparado con las distintas tonalidades del Sol, diversas culturas mesoamericanas les dieron un uso ritual, medicinal y decorativo.
El vocablo náhuatl cempoalxóchitl significa “20 flores” o bien, “flor de 20 pétalos”; sin embargo, también era conocida como expujuj para los mayas y apátsicua para los purépechas.
La flor de las festividades prehispánicas
En las culturas mesoamericanas, el cempasúchil no solo se utilizaba durante las fiestas nahuas de muertos, el Miccaühuitontli (fiesta de los muertos pequeños) y el Huey Miccaühuitl (fiesta de los muertos grandes): esta flor también formaban parte de distintas celebraciones prehispánicas, como los festejos de Huey Tecuilhuitl (la gran fiesta de los señores), que tenían como protagonista a Cihuacóatl, diosa madre:
“Acabada esta ceremonia [que hacían en honor a Cihuacoatl, durante la fiesta Huey Tecuilhuitl] salían todas las mujeres y mancebas que tenían, con el cabello tendido y cercenado por encima de las cejas y sobre él unas guirnaldas de rosas amarillas grandes, que ellos llaman cempoalxóchitl”.
Flores macho y hembra
La referencia más antigua que se conoce del cempasúchil aparece en el Códice Florentino, donde fray Bernardino de Sahagún describe a esta especie y la diferencia que hacían los mexicas entre las flores hembras y las macho, un diformismo sexual que científicamente no existe, pero que los antiguos nahuas explicaban a partir del género:
«Estas flores que se llaman cempoalxóchitl, son amarillas y de buen olor, y anchas y hermosas, que ellas se nacen, y otras que las siembran en los huertos; son de dos maneras, unas que llaman hembras cempoalxóchitl y son grandes y hermosas, y otras que hay las llaman machos cempoalxóchitl (y) no son tan hermosas ni tan grandes».
Su cultivo en la Ciudad de México
En la Crónica Mexicana de Alvarado Tezozómoc, el historiador describe cómo florecía el cempasúchil en las chinampas y camellones de la Ciudad de México junto con otras especies como el maíz, frijol, chile y tomate:
«Y luego dio abiso el Tlilpotonqui Çihuacoatl a los chinanpanecas y dentro de la çiudad sembrasen los camellones mucha cantidad de maíz, frisol, calabaças, rrosas de çempoalxochitl, acaxuchitl, chile, tomate y muchos árboles, floresçiese la gran çiudad de Mexico desde lexos, y así fue hecho, que no paresçia la çiudad desde tres quatro leguas, sino un laberintio huerto florido, deleitoso, alegre, contento al beerle».
El cempasúchil y el Día de Muertos
La flor utilizada para distintas festividades prehispánicas trascendió hasta nuestros días como un ícono del Día de Muertos debido a distintas razones: en primer lugar, porque su siembra a finales de junio coincide con su floración a principios de noviembre.
En esta misma época del año se celebraba el Miccaühuitontli y el Huey Miccaühuitl, fiestas prehispánicas dedicadas a los muertos que coincidían con el final el ciclo agrícola y que tras la Conquista, se fusionaron con las celebraciones del calendario cristiano del Día de Todos los Santos y el Día de Fieles Difuntos.
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