
El Banco de México (Banxico) ha ajustado a la baja su pronóstico de crecimiento económico para 2025, estimando un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 0.1%, frente al 0.6% previsto anteriormente. Esta revisión refleja una combinación de factores internos y externos que han debilitado las perspectivas económicas del país.
Factores que motivaron la revisión
Banxico atribuye esta reducción a varios elementos:
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Debilidad en la demanda interna: El consumo y la inversión han mostrado signos de desaceleración, afectando el dinamismo económico.
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Incertidumbre global: Particularmente, los cambios en la política comercial de Estados Unidos, incluyendo la imposición de nuevos aranceles, han generado un entorno de incertidumbre que impacta las decisiones de inversión y comercio.
Además, el banco central señala que la economía mexicana podría enfrentar una contracción de hasta -0.5% en el peor de los escenarios, aunque descarta una recesión técnica en el corto plazo.
Proyecciones para 2026 y otros indicadores
Para 2026, Banxico también ha ajustado su pronóstico de crecimiento, reduciéndolo de 1.8% a 0.9%. En cuanto a la inflación, se espera que cierre 2025 en un promedio de 3.3%, ligeramente por encima del objetivo del 3%.
En respuesta a estas condiciones, Banxico ha reducido la tasa de interés en 50 puntos base, situándola en 8.5%, con el objetivo de estimular la actividad económica sin comprometer la estabilidad de precios.
Impacto en el empleo y la inversión
La creación de empleo formal también se verá afectada, con expectativas de entre 110,000 y 290,000 nuevos puestos en 2025, por debajo de las estimaciones anteriores. La incertidumbre y la menor demanda externa podrían desalentar la inversión, tanto nacional como extranjera, en sectores clave de la economía.
Perspectivas y recomendaciones
Banxico enfatiza la importancia de mantener fundamentos macroeconómicos sólidos y de implementar políticas que fomenten la inversión y el consumo. La coordinación entre las autoridades fiscales y monetarias será crucial para enfrentar los desafíos actuales y futuros.
La situación económica requiere de una vigilancia constante y de medidas oportunas para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades que puedan surgir en el entorno global.