El sarampión, una de las enfermedades más contagiosas del mundo, está resurgiendo con fuerza en América. En lo que va del año, los casos confirmados se han multiplicado por cinco, pasando de 91 a 507, según datos recientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Los países más afectados incluyen Argentina, Canadá, Estados Unidos y México, donde la combinación de bajas tasas de vacunación y el aumento de la movilidad entre fronteras ha facilitado la propagación del virus.
El impacto del sarampión en la salud pública
Un solo caso de sarampión puede contagiar hasta el 90% de las personas no vacunadas que estén en contacto con la persona infectada. Además, la enfermedad puede causar complicaciones graves, como neumonía, diarrea, encefalitis e incluso ceguera.
En Estados Unidos, ya se han reportado dos muertes relacionadas con la enfermedad, y una de ellas aún está bajo investigación. En poblaciones vulnerables, donde la desnutrición y el acceso limitado a la salud son un problema, la tasa de mortalidad del sarampión puede alcanzar hasta el 10%, e incluso el 30% en comunidades marginadas.
¿Por qué están aumentando los casos?
Según la OPS, este incremento alarmante se debe a varios factores clave:
Baja cobertura de vacunación: En 2023, solo el 28.6% de los países de América alcanzó una cobertura superior al 95% con la primera dosis de la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola). Para la segunda dosis, la cobertura fue aún menor, con solo 16.7% de los países superando el umbral recomendado.
Movilidad entre países: Los movimientos migratorios desde regiones endémicas han facilitado la reintroducción del virus en países que anteriormente lo habían eliminado.
Impacto de la pandemia: La crisis sanitaria por COVID-19 dejó secuelas en los sistemas de salud, afectando la capacidad de respuesta ante brotes y reduciendo la cobertura de vacunación en muchas comunidades.
Riesgo de una mayor propagación
Los expertos advierten que la transmisión del sarampión en América es altamente probable debido a su elevada capacidad de contagio. Las tasas de ataque secundario en los brotes recientes han sido del 75% al 90% dentro de los contactos familiares
