
Empresas petroleras privadas han expresado profundo escepticismo ante el nuevo esquema de contratos mixtos impulsado por Pemex, al argumentar que la propuesta carece de claridad en su diseño legal, operacional y fiscal. Esta ambigüedad inquieta tanto a inversionistas internacionales como nacionales, que ven condiciones que podrían desalentar la inversión frente a marcos regulatorios más definidos en otros países.
Contexto del cambio
Actualmente, tras casi una década de apertura petrolera, solo 29 de 111 contratos otorgados están operando, representando apenas 6 % de la producción nacional, según Amexhi y CNH. Las leyes secundarias recientes otorgan a Pemex el poder de definir las áreas a explotar y elegir si los desarrollos son propios o mediante alianzas, eliminando futuras rondas licitarias. En los contratos mixtos, Pemex mantiene al menos 40 % de participación y decide con quién asociarse.
Reclamos de las empresas
Consultoras y actores del sector señalan que el nuevo modelo carece de un regulador imparcial —las funciones de la CNH han sido absorbidas por la Secretaría de Energía—, lo que introduce posibles conflictos de interés. Además, empresas internacionales como BP, Chevron y Shell han abandonado proyectos anteriores, citando falta de certidumbre.
Riesgos y comparación internacional
El diseño actual es comparado negativamente con marcos de países como Brasil, Guyana o Estados Unidos, donde la regulación jurídica es más estable y permite evaluar el riesgo financiero con precisión. Por otro lado, la incertidumbre legal en México contrasta con la claridad contractual en otros mercados, lo que puede redirigir inversiones hacia zonas con mejores condiciones.
Postura de Pemex
Pemex ya ha identificado campos potenciales para estos contratos mixtos y trabaja en lineamientos para su asignación. La petrolera mantiene que las asociaciones contribuirán a su meta de producir 1.8 millones de barriles diarios, además de apuntar a una mejora en el pago a proveedores. Sin embargo, el endeudamiento y la crisis de impagos, cercana a los USD 20 mil millones, generan incertidumbre operativa
Aunque los contratos mixtos pueden fortalecer a Pemex, el diseño actual deja más preguntas que respuestas. Las empresas exigen marcos jurídicos claros, supervisión imparcial y condiciones de piso parejo. De no generarse mayor transparencia, existe el riesgo de que el interés de inversionistas privados disminuya, afectando el desarrollo de nuevos proyectos y la recuperación del sector. Para revertirlo, Pemex deberá mostrar capacidad financiera, claridad en procesos y una regulación confiable, o enfrentar la fuga de capitales hacia mercados más competitivos.
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