1. Elige plantas acorde a tus conocimientos, el punto de partida para el cuidado de las plantas
La jardinería necesita entrenamiento e, incluso, cierta disciplina en lo que respecta al cuidado de las plantas. Por eso y antes de elegir una planta u otra, hay que hacer un ejercicio de autocrítica y valorar si podemos darle lo que necesita. Y no solo porque tengamos un buen historial de plantas que han acabado en la basura: también debemos considerar si tenemos el tiempo que demandan para cultivarlas como es preciso.
2. Investiga sus necesidades
Otro aspecto que no podemos pasar por alto. Por más que una determinada planta nos haya seducido por la belleza de sus hojas o los colores, es fundamental saber si vamos a poder cumplir con sus exigencias. Y no solo eso: cuando incorpores una nueva planta a tu colección, conócela a fondo. Sus cuidados, procedencia, características e, incluso, singularidades. Todo te ayudará a saber cómo debes cuidarla.
3. Analiza si las condiciones que le puedes ofrecer son las que necesita
¿El espacio en el que va a estar tiene la luz que necesita, podemos ofrecerle la humedad que precisa? ¿Tenemos la temperatura que demanda? Plantéate todas las opciones: por nimio que te parezca un detalle, puede ser fundamental.
4. Comprueba si una determinada tarea es adecuada para ella
Esto es ponernos a trasplantar sin comprobar si es el momento adecuado, abonar sin tener en cuenta su ciclo vegetativo o, incluso, tirar de tijeras de poda cuando no toca. Todas estas tareas que nos parecen tan sencillas y tan poco cruciales pueden repercutir en negativo en el desarrollo de las plantas.
5. Préstale atención, un básico en el cuidado de las plantas
Por poco tiempo que tengamos y por resistentes que sean las plantas que hemos elegir, cuidar de las plantas pasa por hacerles un poco de caso. Y no nos referimos, únicamente, a tareas de supervivencia como regar.
Nos referimos, también, a revisar su estado de forma regular. Una manera estupenda de poder detectar a tiempo excesos o defectos en el riego, poder corregirlo si nos preguntamos cómo saber si a mi planta le falta luz o, incluso, atajar la presencia de una plaga que pueda comprometer su vida.
6. Riega ¡ni mucho ni poco!
Con las plantas no vale ese un poquito más ¡por si acaso!. Lejos de ser una buena idea, puede arruinar nuestra planta. Por ello y ante la duda, salvo en especies muy demandantes de riego, la respuesta está claro: vale más menos que pasarnos de la raya.
Y nuevamente, volvemos a la casilla de salida: para acertar con el riego en el cuidado de las plantas, nada como conocer a fondo las necesidades de cada una de ellas.
7. Limpia sus hojas de forma regular
No es únicamente una cuestión de higiene: es fundamental para su desarrollo. Las plantas realizan la fotosíntesis a través de las hojas y, aunque pensemos que el polvo no entorpece este proceso, nada más lejos de la realidad.
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