Cuando escuchas que Chris Sanders está dirigiendo una nueva película animada para DreamWorks, es inevitable que prestes atención. Sanders, quien ha sido un colaborador cercano de Dean DeBlois en “Cómo entrenar a tu dragón”, ha decidido emprender su propio camino con una adaptación del libro The Wild Robot de Peter Brown. Como es costumbre en este tipo de producciones, la película cuenta con un elenco repleto de estrellas y, desde el principio, ha sido una de las películas más esperadas para los fanáticos de la animación.
A primera vista, “Robot Salvaje” parece la respuesta de DreamWorks a “Wall-E”. Tal vez debido a que Hollywood nos ha acostumbrado a una constante cadena de reinicios, remakes y trabajos derivados, uno podría asumir que esta película será algo familiar. Afortunadamente, “Robot Salvaje” no tiene nada de derivativo. Es una aventura animada completamente emocionante y satisfactoria a nivel emocional. Tras ver esta película, no puedo evitar sentirme seguro de que Sanders y su equipo creativo están a la vanguardia de una ola de innovación y ambición artística.
En Saltar Intro de El Comercio ya hemos podido ver “Robot Salvaje” y esta es nuestra opinión.
‘Robot Salvaje’ es considerada la mejor película de animación del año
La belleza visual de “Robot Salvaje” no es solo una cuestión técnica; también está íntimamente ligada a la historia de Roz, el robot protagonista, y el ganso Brightbill, con quien forma una conexión única. La animación, lejos de ser meramente decorativa, aporta profundidad emocional a esta relación y al delicado ecosistema de la isla.
“Robot Salvaje” sigue a Roz, una unidad robótica diseñada para ayudar a la humanidad, pero que termina en una isla deshabitada por humanos y llena de animales. Sin ninguna tarea asignada, Roz sigue aferrándose a su programación original: completar su misión, sea cual sea. Aunque inicialmente se percibe como una historia simple, el relato evoluciona hacia una conmovedora exploración de lo que significa ser parte de una comunidad, incluso cuando eres un ser artificial.
La película destaca por su equilibrio entre el humor y el drama. Una de las sorpresas más agradables de “Robot Salvaje” es su sentido del humor, el cual se siente particularmente oscuro, en el buen sentido. Para aquellos que crecieron en las décadas de los 80 y 90, la película evoca una nostalgia por los tiempos en los que las animaciones no estaban exentas de bromas un tanto macabras. “Robot Salvaje” se sumerge en la brutal cadena alimenticia de los animales, vista desde la perspectiva de Roz. En esta isla, la muerte es una realidad constante y el ciclo de vida y muerte se representa de manera sincera y, en ocasiones, cómica.
A pesar de la crudeza del entorno, la historia es a la vez desgarradora y divertida, logrando tocar fibras emocionales profundas. La relación entre Roz y Brightbill es el núcleo de la película, y la evolución de su vínculo (de la simple supervivencia a un lazo casi maternal) es lo que realmente da vida a la trama.