La empatía es la habilidad de ponerse en el lugar de otra persona a nivel afectivo y cognitivo, lo que implica conectar con las emociones de los demás y comprender cómo vive la otra persona una situación concreta.
A través de la empatía, logramos comprender la perspectiva de otras personas llegando a conocer cómo piensa o cómo se sienten los demás. También nos permite entender las intenciones de los demás y adelantarnos a sus reacciones o comportamientos.
La empatía es una habilidad formada, según consenso, por dos componentes: uno afectivo y otro cognitivo. Algunos estudiosos e investigadores de la empatía postulan que puede darse una respuesta empática en la que se incluyan ambos sistemas o sólo uno.
DIMENSIONES DE LA EMPATÍA
El sistema afectivo en la empatía
El componente afectivo de la empatía es el que está más relacionado con las famosas neuronas espejo o neuronas especulares.
Este el sistema más básico y de carácter automático de la empatía y es en el que se basa el contagio emocional que aparece por ejemplo cuando una abuela ve a su nieto llorar y también tiene ganas de llorar, este sistema se activa automáticamente al ver una expresión de tipo emocional y nos motiva a realizar algo activándose a nivel motriz por ejemplo: si vemos a un amigo caerse por la escalera, corremos asustados para ver si está bien.
Es probable que ese contagio genere una respuesta emocional tan fuerte de angustia dificulte la puesta en marcha de la solución, y peor aún, esa angustia se transmite del bebe al cuidador y del cuidador al bebé.
El contagio emocional es un mecanismo de supervivencia y está, a parte de en los humanos, en muchos otros animales.
El sistema cognitivo en la empatía
Gracias al sistema cognitivo implicado en la empatía podemos comprender el punto de vista de otras personas y entender el motivo por el que determinas situaciones evocan una respuesta emocional concreta en otras personas, aunque en nosotros mismos no la evoquen.
Debido al sistema cognitivo, que conlleva el desarrollo de funciones cognitivas superiores, podemos diferenciar entre cómo se siente esa otra persona con la que interactuamos y el cómo nos sentimos nosotros, algo que resulta imprescindible para resolver situaciones con otras personas que conllevan una emocionalidad muy intensa.
El sistema cognitivo implicado en la empatía permite que tomemos distancia de las emociones que hay en el ambiente y que podamos poner en marcha de una manera más eficaz las estrategias necesarias para buscar una solución.
La comprensión empática implica conectar con la emoción de la otra persona entendiendo que esa persona no somos nosotros, que nosotros no estamos viviendo esa experiencia emocional aunque desencadene en nosotros una respuesta emocional.