Los cálculos renales (también llamados nefrolitiasis o urolitiasis) son depósitos duros hechos de minerales y sales que se forman dentro de los riñones.
La dieta, el exceso de peso corporal, algunas afecciones médicas y ciertos suplementos y medicamentos se encuentran entre las muchas causas de los cálculos renales. Los cálculos renales pueden afectar cualquier parte de las vías urinarias, desde los riñones hasta la vejiga. En general, los cálculos se forman cuando la orina se concentra, lo que permite que los minerales se cristalicen y se unan.
Síntomas
Un cálculo renal no suele causar síntomas hasta que comienza a desplazarse por el riñón o pasa a uno de los uréteres. Los uréteres son los conductos que conectan los riñones y la vejiga.
Si un cálculo renal queda alojado en los uréteres, puede bloquear el flujo de orina y hacer que el riñón se hinche y el uréter tenga espasmos, lo que puede ser muy doloroso. En ese momento, podrías experimentar los siguientes síntomas:
- Dolor punzante e intenso en los costados y la espalda, debajo de las costillas
- Dolor que se propaga hacia la parte baja del abdomen y la ingle
- Dolor que viene en oleadas y cuya intensidad fluctúa
- Dolor o sensación de ardor al orinar
Otros signos y síntomas pueden incluir los siguientes:
- Orina de color rosado, rojo o marrón
- Orina turbia o con olor desagradable
- Necesidad constante de orinar, necesidad de orinar con mayor frecuencia u orinar en pequeñas cantidades
- Náuseas y vómitos
- Fiebre y escalofríos si existe una infección
El dolor causado por un cálculo renal puede cambiar (por ejemplo, puede trasladarse a una ubicación diferente o aumentar su intensidad) a medida que se desplaza a través de las vías urinarias.
Cálculos renales más comunes
Existen, principalmente, cuatro tipos de piedras o cálculos renales:
- Cálculos de calcio: son los más comunes (representan entre un 60%-80% de todos). El calcio que nuestro organismo no usa se dirige a los riñones, donde es retenido y puede combinarse con sustancias como el oxalato –presente en alimentos como las espinacas o los suplementos de vitamina C- para formar el cálculo. El fosfato y el carbonato son otras de las sustancias con las que a veces se combina el calcio, y hasta un 40% de los cálculos de calcio son de composición mixta.
- Cálculos de estruvita: entre un 5%-15% de los cálculos son de este tipo. Resultan más frecuentes en mujeres y, a menudo, son producto de infecciones repetidas o crónicas en el sistema urinario. Pueden alcanzar un gran tamaño y obstruir el riñón, los uréteres o la vejiga.
- Cálculos de ácido úrico: del 5% al 10% de los cálculos. Más habituales en las personas que ingieren mucha carne, mariscos y pescado y también pueden aparecer en casos en los que la orina contiene una cantidad excesiva de este ácido, como en pacientes con gota, con trastornos de la sangre, en tratamiento con quimioterapia o que han sufrido pérdidas rápidas de peso, entre otros casos.
- Cálculos de cistina: un 1% de las piedras renales tienen esta composición. Afectan a ambos sexos, aunque son poco frecuentes y están provocados por un trastorno genético llamado cistinuria. Este lleva a los riñones a volcar en la orina demasiada cantidad de cisteína, un aminoácido presente en los músculos, los nervios y otras partes del cuerpo.
Recomendaciones para prevenir los cálculos renales
Las siguientes pautas de estilo de vida pueden ayudar a evitar la aparición de piedras en el riñón, sobre todo en las personas con mayores probabilidades de desarrollarlas:
- Bebe diariamente de 2,5 a 3 litros de agua.
Hazlo de manera regular a lo largo del día, sobre todo si vives en un clima caluroso o realizas mucho ejercicio físico. Opta por bebidas de pH neutro como el agua o la leche. - Limita la ingesta de refrescos.
Estos productos presentan un alto contenido en ácido fosfórico, que puede contribuir a la formación de cálculos. - Intenta evitar el alcohol.
Aparte de no ser recomendable para la salud, puede favorecer también la aparición de gota, que es un factor predisponente para la aparición de cálculos renales. - Mantente alerta con el calcio.
Asegúrate de que tu organismo recibe al menos un aporte de mil miligramos al día, pero consulta al profesional sanitario antes de tomar suplementos. - No abuses de la sal.
Dado que los cálculos renales están asociados a ingestas elevadas de sodio, trata de tomar entre 3 y 5 gramos al día como mucho. - Opta por la proteína vegetal antes que por la de origen animal.
Es decir, procura moderar el consumo de carnes, sobre todo de las menos magras, y, en cambio, aumentar el de alimentos como aguacate, la coliflor y los guisantes, ricos en proteína vegetal. - Controla el oxalato en tu dieta.
Ya que es una de las sustancias presente en muchos cálculos, es recomendable optar por los alimentos en los que la concentración de oxalato es baja (huevos, lentejas, arroz blanco, manzanas peladas, uvas, coliflor o calabacín) y evita otros como las espinacas, las nueces, el ruibarbo y el salvado de trigo. - Vigila tu orina.
Debe tener color claro y alcanzar un volumen de entre 2 y 2,5 litros y medio al día. Si el médico lo indica, puede ser necesaria recolectarla para controlar la cantidad. - Mantente en forma.
Intenta evitar que tu índice de masa corporal (IMC) rebase los límites saludables (18-25 kg/m2) y cuida tu peso. Practicar ejercicio físico de manera regular te ayudará a conseguirlo y también, a sentirte mejor. - Confía en las recomendaciones de tu médico.
En función de las características y de la causa de tus piedras en el riñón, él te prescribirá los medicamentos que sean necesarios y los cambios dietéticos que te convienen para prevenir futuros episodios.
Cuándo debes consultar a un médico
Pide una cita con el médico si tienes signos y síntomas que te preocupan.
Busca atención médica inmediata si presentas:
- Dolor tan intenso que no puedes sentarte en posición derecha o encontrar una posición cómoda
- Dolor acompañado por náuseas y vómitos
- Dolor acompañado por fiebre y escalofríos
- Sangre en la orina
- Dificultad para orinar